lunes, 18 de marzo de 2013


Bergoglio, un papa peronista, con diálogo con la oposición y mala relación con Cristina

El nuevo papa de la Iglesia Católica es el primer sumo pontífice de América. En el clero se lo considera un cardenal de izquierda y es el único jesuita que participó del cónclave. En Argentina militó en Guardia de Hierro, se enfrentó duramente con los Kirchner por el matrimonio gay y siempre tuvo llegada directa a dirigentes de la oposición como Elisa Carrió y Gabriela Michetti.
Jorge Bergoglio se convirtió acaso en el argentino más importante de la historia política universal. Eso lo indican los mil millones de feligreses en todo el mundo que tiene la Iglesia Católica que pasará a encabezar a partir de hoy, cuando el cónclave de cardenales del Vaticano lo erigió como el nuevo papa.
Francisco I, el 266° jefe de la Iglesia Católica, nació en Buenos Aires en 1936 y fue ordenado sacerdote en 1969. Desde entonces tuvo un perfil muy político y fue considerado por el clero como un sacerdote de izquierda, puesto que pertenece a la orden de los jesuitas.
Esta orden que fundó San Ignacio de Loyola es catalogada como la de los “intelectuales” de la Iglesia y perdió influencia durante el papado de Juan pablo II, que le dio más poder al Opus Dei.
De profesión técnico químico e hincha de San Lorenzo, Bergoglio es considerado en la Iglesia como “ortodoxo doctrinario y progresista en lo metodológico”. Esto significa que es muy conciliar y propone que hay que abrir la Iglesia. Pero no contradice los temas más doctrinarios y profundos como el matrimonio gay y el aborto.
A pesar de su delicado estado de salud (tiene un solo pulmón y problemas respiratorios), en la Iglesia destacan que Bergoglio nunca abandonó el apoyo a sus colegas sacerdotes, a la hora que fuera, cuando alguno de ellos entró en una crisis religiosa.
Además señalan que el nuevo papa es muy austero y que vivía en una habitación modesta en el edificio del Episcopado que está al lado de la Catedral Metropolitana. Nunca quiso utilizar los aposentos del arzobispo que le correspondían. Cuando visitaba parroquias, lo hacía en colectivo y en subte. Y cuando invitaba a comer a alguien, el menú siempre era bife con ensalada y agua.
La carrera al Vaticano
Bergoglio inició su carrera hacia el Vaticano comenzó cuando fue nombrado arzobispo de Buenos Aires en 1998, tras reemplazar como adjunto a Antonio Quarracino.
En 2001 Juan Pablo II lo nombró cardenal y pasó a ser el hombre más importante de la Iglesia argentina.
Tras la muerte de Karol Wojtyla en 2005, se lo mencionó como uno de los candidatos para ser el nuevo Sumo Pontífice.
Por el contrario, tras la renuncia de Joseph Ratzinger no se lo mencionó como el principal candidato.
Su relación con la política argentina
Bergoglio es el primer papa peronista del mundo. Militó en Guardia de Hierro, una agrupación justicialista de los setenta famosa por su secretismo y su concepción férrea del poder. Quienes lo conocen lo definen como muy bueno y sutil haciendo política.
En Argentina tiene sus dos colaboradores más cercanos son el presidente de la conferencia episcopal, Carlos Accaputo y el vocero del Episcopado, el presbítero Jorge Oesterheld. Su histórico vocero, Guillermo Marcó, perdió influencia en los últimos años.
Bergoglio se enfrentó duramente al kirchnerismo y tiene muy mala relación con la presidenta Cristina Kirchner. El quiebre con los Kirchner se produjo con la ley de matrimonio gay que impulsó el primer gobierno de Cristina.
Luego de la tragedia de Cromañón, el entonces arzobispo de Buenos Aires defendió a los familiares de las 194 víctimas, mientras que el matrimonio Kirchner se puso del lado del jefe de gobierno, Aníbal Ibarra.
Otros dirigentes kirchneristas, en cambio, tienen una muy buena relación con el nuevo papa, como es el caso del presidente de la Cámara de Diputados, Julián Domínguez y la familia Cafiero. Por su parte, el gobernador bonaerense Daniel Scioli tiene una relación de respeto con Bergoglio, aunque se lleva muy bien con el vocero Marcó. 
Por el contrario, el nuevo papa tiene muy buena relación con algunos dirigentes de la oposición.
La chaqueña Elisa “Lilita” Carrió siempre hizo gala de que el arzobispo de Buenos Aires era su cura confesor. Lo mismo hizo Gabriela Michetti, cuya relación estrecha con Bergoglio provocó cortocircuitos con Mauricio Macri cuando el jefe de gobierno apoyó el matrimonio gay.
Bergoglio también es amigo del senador radical Ernesto Sanz, de Roberto Lavagna, y del ministro de Educación de la Ciudad, Esteban Bullrich. En la Legislatura porteña, su nexo directo es la legisladora macrista Victoria Morales Gorleri. Por otro lado, se lleva muy mal con el senador italoargentino Esteban Caselli, a quien califica como la cara corrupta de la Iglesia.

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