lunes, 4 de marzo de 2013


Crece la faena bovina en Argentina, con mayor sacrificio de hembras

Los indicios de recuperación sectorial pierden sustento debido a que los productores enfrentan mayores costos de cría y engorde y los precios de venta se mantienen estables.
El nivel de faena y producción de carne en la Argentina cerró un 2012 con signos de mejoría, sobre todo en el último trimestre del año, lo que representaría un afianzamiento en la recuperación del sector. Sin embargo, un análisis un poco más exhaustivo de la situación muestra algunos datos preocupantes.
Según el último informe sectorial presentado por la Cámara de la Industria y Comercio de Carnes y Derivados de la República Argentina (Ciccra), correspondiente a diciembre pasado, indica que durante dicho mes la faena bovina se mantuvo por encima del millón de cabezas. De esta manera, la industria completó el trimestre de mayor actividad en casi tres años.
Así, en el 2012 la faena total logró crecer 6% anual, ascendiendo a 11,5 millones de cabezas. También durante el año pasado la producción de carne vacuna llegó a 2,6 millones de tn r/c/h y creció 4,3% respecto del 2011. En total se produjeron 108.000 tn r/c/h más que el año previo, producto de haber faenado un mayor número de animales (6% anual) con un peso promedio en el gancho inferior (-1,5% anual).
No obstante, esta aparente buena noticia de más faena y rendimiento en toneladas vino acompañada de un dato no menor. El crecimiento sectorial fue producto de la mayor matanza de hembras, una cuestión preocupante que indica pérdida de rentabilidad para el productor agropecuario y un desprendimiento de su capital a futuro, ya que van desapareciendo las expectativas de una comercialización rentable. Es decir, para qué criar vacunos si luego a la hora de venderlos el gasto para ponerlos en el mercado fue mayor o similar al valor de venta final.
Concretamente, la faena de hembras creció 15,4% en relación con el 2011, cuando la total lo hizo en el 6% anual apuntado anteriormente. Esto significó una incorporación al mercado de 625.000 cabezas, lo que explicó 97% del crecimiento de la faena total en el año.
Al analizar las estadísticas trimestrales se observa que en los primeros tres cuartos del año la faena total creció 4,7%, 4,2% y 4,2%, respectivamente, en relación con el mismo período del año anterior, para luego saltar a 10,6% anual.
Pues bien, al considerar sólo la faena de hembras, las tasas de crecimiento interanual fueron muchísimo mayores: de 7,3%, 11,3% y 18,1%, respectivamente, en los primeros tres trimestres del año, para saltar luego a 24,4% anual en el último cuarto. Es decir, el ritmo de crecimiento de la faena de hembras pasó de duplicar al de la faena total, a llegar a ser 2,5 veces superior en el último trimestre del año.
Con estos guarismos, la faena de hembras pasó de representar 37,6% de la total en el cuarto trimestre del 2011 al 42,3% en el último trimestre del 2012 (subió 4,7 puntos). Y dentro del último cuarto del año, en noviembre y diciembre la proporción ascendió al 42,6%. Entonces, si bien la fase de recomposición de vientres cumplió 32 meses ininterrumpidos en diciembre del 2012, lo importante fue que perdió intensidad en forma significativa y que quedó a un paso de ingresar en la zona de equilibrio, establecida en un 43% del total faenado, con elevadas probabilidades de que a lo largo del 2013 el ciclo ganadero cambie de fase nuevamente, si la ecuación económica del productor no registra cambios importantes respecto de lo observado durante el año pasado.
La decisión de los productores de enviar a faena una proporción creciente de hembras, sobre todo a partir de la última primavera, resultó consistente con el escenario de deterioro de la rentabilidad del negocio ganadero en el tiempo y también frente a las alternativas de uso de la tierra.
Por un lado, el valor del kilo vivo en moneda nacional se mantuvo estable desde marzo del 2011 hasta diciembre del 2012, en un promedio de $ 7,946, con un máximo de $ 8,976 en marzo de 2012 y un valor de $ 7,862 en diciembre del 2012. Este último valor resultó 1% inferior al promedio de los 22 meses considerados y 1,5% menor al de diciembre del 2011, en tanto que acumuló una caída del 12,4% en relación con el máximo registrado en marzo del año pasado. Y en un contexto de depreciación gradual de la moneda doméstica, el ingreso por kilo vivo medido en dólares retrocedió 13,5% entre diciembre del 2011 e igual mes del 2012 y 21,8% según el máximo alcanzado en marzo del último ejercicio, cuando llegó a u$s 2,06 por kilo vivo.
Por el otro lado, a lo largo del año los costos de producción experimentaron aumentos en pesos y en dólares, lo cual redundó en un deterioro del margen bruto ganadero (cría e invernada). Tal como surge en uno de los cuadros adjuntos, entre puntas del 2012 el valor del kilo vivo de ternero y de novillo cayó en términos significativos en relación con el del gasoil, el del alambre, el de la alfalfa y el de los tractores y camionetas.
Una ecuación difícil de digerir para los productores que aún se arriesgan a invertir el sector.

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