viernes, 29 de marzo de 2013


Desesperados por la soja

Con la AFIP de abanderada, el gobierno está haciendo todo lo posible para conseguir que la liquidación no demore más de la cuenta.
Todavía parece mentira que un producto que prácticamente no tiene consumo interno resulte tan importante para los argentinos. En especial para el gobierno. Pero es lo que definitivamente sucede con la soja y este año la dependencia se notará más que nunca.



Todavía parece mentira que un producto que prácticamente no tiene consumo interno resulte tan importante para los argentinos. En especial para el gobierno. Pero es lo que definitivamente sucede con la soja y este año la dependencia se notará más que nunca.
Aunque no lo admiten, el plan económico de la Casa Rosada es esperar la gran liquidación que se viene de la cosecha gruesa por distintos motivos: entrarán los dólares que faltaron durante todo el primer trimestre, ayudará a recomponer las reservas del Banco Central e incrementará notoriamente la recaudación, vía el cobro por retenciones.

Además, impulsará la actividad económica, a tal punto que se calcula que el mayor movimiento del sector agropecuario agregará alrededor de 1,2 puntos al PBI del 2013.

Con la AFIP de abanderada, el gobierno está haciendo todo lo posible para conseguir que la liquidación no demore más de la cuenta. Pero lo cierto es que hace tiempo que los dólares de las exportaciones sojeras dejaron de entrar casi exclusivamente en el segundo trimestre, para dividirse a lo largo de todo el año. No obstante, el pico se sigue produciendo a partir de abril hasta junio.

Pero el impacto sojero sobre las distintas variables será algo menor que lo esperado hace apenas algunos meses. Por ejemplo, la consultora Elypsis estimó que las reservas terminarán el año en la zona de los 44.500 millones de dólares, cuando hace apenas dos meses estimaba que podrían rozar los 47.000 millones. De la misma manera, también revisó a la baja el crecimiento, desde el 2,9% inicial a 2,4%. Es algo mejor que el año pasado, pero resultaría un desempeño muy pobre teniendo en cuenta a la mayoría de los países vecinos y las condiciones internacionales favorables (tasas de interés mínimas y muchos dólares baratos).

Este primer trimestre resultó una verdadera pesadilla para el Central. Contra los pronósticos y a pesar del estricto cepo cambiario, la pérdida de reservas ya roza los 2.500 millones para el período, habiendo perforado el nivel psicológico de 41.000 millones de dólares.

Y aunque algunos consideran que no existe una relación directa, esta debilidad en el nivel de reservas también juega su parte en la presión sobre el tipo de cambio en el mercado informal. En la medida que el Central pierda más reservas, la sensación de que será inevitable una devaluación mucho más fuerte del peso aumenta. Hasta ahora, el gobierno viene manejando el ritmo de devaluación oficial en niveles anualizados del 20%, prácticamente el doble que hace un año.
Confluyen una serie de motivos en la merma de reservas. El más importante, pero de lejos no el único, es la caída de depósitos en dólares, por alrededor de 1.000 millones, que impacta en forma directa sobre el stock del BCRA, por la disminución del efectivo mínimo en moneda extranjera.

El turismo es otra de las causas, ya que al gasto con tarjeta en el exterior se suma la aceleración para comprar pasajes y paquetes turísticos durante los meses de verano, previendo más medidas del gobierno. Finalmente, esas trabas llegaron, con el recargo de 20% sobre cualquier contratación que se realice al exterior.

El otro motivo relevante de caída es la cancelación de deuda en dólares, no sólo del gobierno nacional, sino también de provincias y empresas, que acuden al Central para la compra de dólares que precisan para pagar al exterior. Como hoy nadie le presta al país, entonces la salida de dólares neta por motivos financieros crece considerablemente.

Con un cepo cada vez más apretado para evitar que continúe la fuga de dólares, la gran apuesta es que los dólares de la soja aumenten notoriamente el stock de reservas a partir de abril. Así, quedaría atrás la merma del primer trimestre y se apuntaría a terminar el año con alzas en el stock, algo que resulta difícil de confirmar de anteamano.

El campo preferiría no liquidar dólares o liquidar lo menos posible, ya que el negocio es pésimo si se le aplican retenciones del 35% cuando el tipo de cambio oficial está cada día que pasa más atrasado. "El dólar equivalente a $ 3,40 no le sirve para nada al productor, pero la mayoría no tiene otro remedio que vender para pagar las deudas. Si se liquida menos habrá que mirar a las grandes cerealeras", advierten desde las cámaras que agrupan al sector.

La titular del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont, se comprometió a terminar el año con un saldo positivo de reservas, luego de dos años consecutivos de pérdidas. Pero si bien habló de un nivel a fin de año, esa proyección se ve ahora comprometida ante lo que fue el arranque flojo de 2013, tanto en materia cambiaria como de actividad.

En las próximas horas, el ministerio de Economía deberá presentar una oferta a los bonistas que no entraron en los canjes de 2005 y 2010. Los inversores se volvieron más escépticos en las últimas horas en relación a la decisión de los jueces y creció el temor de que el país entre en un default técnico, es decir que no pueda pagar sus compromisos internacionales aún teniendo la voluntad de hacerlo.

Lo que definan los jueces neoyorkinos en relación a la propuesta argentina también influirá en lo que suceda con la economía argentina a partir del segundo trimestre. La posibilidad de conseguir un repunte de las reservas y de la actividad se verá todavía más comprometida si un fallo adverso condena a la Argentina a un aislamiento aún mayor que el que sufre actualmente.

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