miércoles, 27 de marzo de 2013


En invierno, cártamo; en verano, maíz

Con una secuencia de cultivos se busca optimizar el uso de los recursos de agua y nutrientes
Independientemente de que el año pinte Niño o Niña, la implantación del cultivo de maíz en la región centro-norte de la provincia de Córdoba suele acontecer hacia fines de diciembre a principios de enero. 
El clima monzónico propio del ambiente debería garantizar que, durante los 120 días en el que el maíz se encuentra en el lote, el agua de lluvia no falte. De ser así, el potencial de rendimiento nos pone a las puertas de las 10 toneladas por hectárea (mirá la tabla). 
¿Y en el invierno precedente, qué? No resulta aconsejable el cultivo de otro cereal (trigo, cebada o avena para grano) debido a que con una secuencia de cultivos se busca optimizar el uso de los recursos agua y nutrientes.

Alternancia. 
La alternancia de especies con diferente hábito de crecimiento promueve la biodiversidad en su acepción más amplia y propende al mejoramiento de las características físico-químicas del suelo. Una alternativa puede ser una leguminosa para grano seco (arveja, lenteja, garbanzo o lupino) o una oleaginosa (colza, lino o cártamo).
 
Entre las fortalezas de las primeras se encuentra el precio del producto final; entre las debilidades, el costo de producción (semilla, insecticidas, fungicidas, herbicidas) y la comercialización.
En cuanto a las oleaginosas de hábito invernal, el cártamo se las banca con muy poco. Sin embargo, el largo de su ciclo biológico (más de 180 días) deja un muy pequeño margen de error en cuanto al manejo de la secuencia de cultivos.
En tal sentido, no se debe descartar el secado químico del cultivo, para acotar el escalonamiento de su etapa reproductiva. Aun así, la recarga del perfil del suelo es una condición insoslayable si se pretende que la implantación y posterior crecimiento y desarrollo del maíz no se vea afectado. Los pronósticos de precipitaciones deben ubicarnos en la media o sobre esta, para que el cereal no defeccione.

Ensayos.
 Por cuarto año consecutivo en el marco del Programa de Iniciación Profesional de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC) se llevan a cabo ensayos de cártamo en el Campo Escuela.
A diferencia de las ocasiones anteriores, durante la pasada campaña agrícola el objetivo fue determinar el efecto de la densidad de siembra (en tres fechas) sobre el comportamiento agronómico en cártamo.
Las densidades de siembra utilizadas fueron dos: 30 y 60 semillas viables por metro cuadrado. La siembra del 12 de abril correspondió a la primera fecha de siembra; posteriormente se escalonaron las siembras del 3 y 24 de mayo de 2012.
Por combinación de tratamientos se contó con parcelas de cinco surcos de cinco metros de longitud y distanciados por 35 centímetros.
La distribución a campo de las unidades experimentales se hizo en parcelas divididas, correspondiéndole a la fecha de siembra la parcela principal y a las subparcelas las especies evaluadas con sus respectivas densidades de siembra.
Todo bajo la distribución a campo de un diseño en bloques completos aleatorios, con dos repeticiones. A partir de una muestra de un metro cuadrado se determinó el número de plantas a cosecha y se midió el rendimiento en grano (kg/ha) como así también el peso de mil granos. La información fue sujeta al correspondiente análisis estadístico.

Resultados. 
En cuanto a las fechas de siembra, se constataron diferencias estadísticamente significativas entre las medias correspondientes a las siembras de mediados de abril y principios de mayo (se superaron las dos toneladas por hectárea) respecto de la siembra de fines de mayo (una tonelada por hectárea).
Tanto para el peso del grano (media de 28 gramos) como para el número de plantas a cosecha (media de 23), no se observaron diferencias estadísticamente significativas entre fechas de siembra (ver tabla).
El rendimiento en grano y el peso de este no se vieron afectados por la densidad de siembra. Respecto del número de semillas sembradas, hubo una merma del 50 por ciento en cuanto al número de plantas cosechadas (ver tabla).
En síntesis, se sugiere sembrar el cártamo lo antes posible con el fin de evitar la pérdida de plántulas por frío. Es posible que el cultivo sembrado con demasiada antelación (principios de abril) decida pasar del estado de roseta (tolerante al frío) al de elongación de su tallo (sensible al frío).
Aun así, y de verse el cultivo afectado por heladas, el cártamo ramifica a partir de los nudos basales. Al igual que el trigo, una baja densidad de siembra no necesariamente incide negativamente sobre el rendimiento en grano.
No obstante, es conveniente asegurarse unas 30 plantas a cosecha. Finalmente, es conveniente aclarar que con siembras tempranas el cultivo de cártamo vegeta más, pero no florece antes.
Los autores participan en los ensayos de cultivos en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias de la UNC.

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