lunes, 25 de marzo de 2013


El Malbec es la única cepa que le da pelea al modelo K

Aumento de insumos, subas salariales, caída de exportaciones y buena cosecha reducen la rentabilidad.
En un momento de la historia de la vitivinicultura rionegrina donde los productores están en un proceso de reconversión de sus viñedos hacia variedades con mayor demanda comercial y aptitud enológica, la política económica del país sigue siendo el principal obstáculo.
Distintos factores coyunturales y estructurales han llevado a que el margen bruto anual de una hectárea de Malbec en la región hoy no supere los $ 5.300.
Este resultado fue presentado durante una jornada en el marco de la Fiesta Provincial de la Vendimia a principios de este mes y surge de un modelo simulador de margen bruto vitícola. En dicha actividad disertaron miembros del INTA, del Centro de Desarrollo Vitivinícola Patagonia Norte y del Centro Pyme Adeneu, quienes abordaron también temas relacionados al costo de implantación.
Entre los supuestos definidos para el análisis se destacan un precio de uva de 3 $/kg, un rendimiento óptimo de 11.000 kg/ha y un costo de hora hombre de $ 31,25. Se contemplaron, entre otros, los costos asociados a labores culturales e insumos.
La simulación realizada para la región determina un ingreso total por la venta de uva de $ 33.000, mientras que el costo para obtener 11.000 kg llega a $ 27.704.
Al tratarse de un modelo teórico, no incorpora circunstancias especiales de cada productor, por lo que el margen bruto puede diferir.
Cuando se discrimina por costos de actividad se observa que la mano de obra es el concepto que tiene mayor incidencia, dado que representa el 63% de los costos totales, mientras que los insumos concentran el 28%. El restante 9% corresponde a egresos destinados al mantenimiento de estructura de postes y alambres (7%) y otros (2%), donde se incluye el canon de riego.
En función de lo anterior queda claro que el mejor –o tal vez único– mecanismo de defensa al que puede recurrir un viñatero es maximizar el rendimiento de su cultivo. Respecto de las otras dos variables claves no hay mucho que pueda hacer. No puede reducir el costo de la mano de obra sin incurrir en una acción ilícita. Podría haber un ahorro en aquellos casos en los que aún hay oportunidades de mecanizar los procesos.
Y respecto de los precios, el mercado de la uva no se caracteriza precisamente por su transparencia. Además, el productor no tiene injerencia en la formación de precios.
La región, peor
¿Cuánto recibió el productor de la zona por un kilo de uva en fresco durante la campaña anterior? De acuerdo a un informe elaborado en forma conjunta por el INTA y el Centro de Desarrollo Vitícola Patagonia Norte, el precio promedio ponderado para un kilo de Malbec fue de $ 2,91. Con este valor la rentabilidad bruta anual para una hectárea se ubica en torno a los $ 4.300, es decir $ 1.000 pesos menos que el caso de estudio presentado por el INTA.
La variedad en cuestión es el emblema de la vitivinicultura argentina, lidera las exportaciones y es la que registra los mejores precios tanto en la zona como en Cuyo. ¿Qué queda entonces para las demás cepas?
En el caso del Pinto Noir, el trabajo del INTA-Coviar señala que el precio promedio por un kilo de esta variedad fue de $ 2,71 durante la temporada 2011/2012. Vale la pena recordar que continuamente desde medios especializados y organismos públicos y privados se destaca el potencial que tiene nuestra región para el cultivo de esta cepa.
El Cabernet Sauvignon tampoco escapa a la crisis. El valor promedio llegó a los $ 2,69. Entre las uvas blancas, el Sauvignon Blanc alcanzó en algunos casos los $ 2,80, pero el valor central se ubicó en $ 2,41. No hace falta indicar que se trata de las variedades con mayor demanda en la actualidad. El escenario para uvas como Merlot y Torrontés es aún más desalentador, dado que la rentabilidad se vuelve negativa.
A modo de comparación, de las estadísticas publicadas por el Observatorio Vitivinícola Argentino, en Mendoza el precio promedio más bajo que se pagó por un kilo de Malbec en la vendimia pasada fue de $ 3,18 en la zona norte de dicha provincia. En Valle de Uco alcanzó los $ 4,90.
Para esta temporada habría trascendido que se esperan precios iguales y en algunos casos menores.
En un contexto donde toda la cadena vitivinícola está atravesando una profunda crisis, la pregunta que surge inmediatamente es cuánto tiempo más podrán los productores soportar esta pérdida de rentabilidad. Si bien hoy este eslabón es el que resulta más perjudicado, la industria tampoco es inmune. Costos crecientes, congelamiento de precios, atraso cambiario y existencias de vinos varietales en el mayor nivel de los últimos cinco años son todos factores que también presionan a la baja los precios de la uva.
Para aquellos que optan por comenzar a vinificar el panorama tampoco es óptimo. Aquí el problema viene desde el sector financiero. No es raro escuchar por estos días que es más sencillo conseguir un crédito para comprar un 0 km que para adquirir maquinaria. La zona necesita aumentar aún más su stock de productores y bodegueros comprometidos con la calidad e innovación para seguir sorprendiendo al consumidor. Sería ideal que desde el sector público aprovechen la gran cantidad de personas con una vivificante pasión por el arte de “crear” vino.

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