lunes, 4 de marzo de 2013


En el mercado ganadero local, se advierten señales preocupantes

El balance de 2012 muestra varios síntomas alarmantes en el mercado ganadero: la exportación se derrumbó y el proceso virtuoso de recuperación de existencias que comenzó en 2010 está cada vez más amenazado. “Las restricciones oficiales a la exportación han determinado que el volumen de carne vacuna vendido al exterior en 2012 -sólo 185.000 toneladas; [...]
El balance de 2012 muestra varios síntomas alarmantes en el mercado ganadero: la exportación se derrumbó y el proceso virtuoso de recuperación de existencias que comenzó en 2010 está cada vez más amenazado. “Las restricciones oficiales a la exportación han determinado que el volumen de carne vacuna vendido al exterior en 2012 -sólo 185.000 toneladas; el 7% de la producción- sea 26% menor que el del año anterior y el más bajo de toda la serie histórica desde 1914, con la sola excepción de 2001, el año del brote de aftosa, cuando sólo se vendieron al exterior 165.000 toneladas”, afirma Ignacio Iriarte, director de Informe Ganadero.
Las ventas de carnes termoprocesadas cayeron 57% el año pasado, muy afectadas por la pérdida de competitividad que produce el retraso cambiario y por los controles sanitarios que impone EE.UU.
Es poco probable una reversión de esta situación si se mantiene la actual política cambiaria y las restricciones a la exportación. “La carne argentina es más cara que la de los competidores y entonces la industria frigorífica tomó una actitud de subsistencia, con pérdidas controladas y tratando de mantener las plantas activas abasteciendo el consumo interno”, agrega el analista.
Por otro lado, el deterioro de los precios ganaderos -con valores congelados desde hace dos años- está provocando una fuerte desaceleración de la retención iniciada en 2010. Según Iriarte, el año 2012 terminó con una faena de 11,6 millones de toneladas, 6% superior a la del año anterior, debido principalmente a una mayor matanza de hembras (aumentó 13% la faena de vacas y 40% la de vaquillonas), a partir del cambio de humor de los productores.
El porcentaje de hembras en la faena subió a 42,6% en diciembre de 2012, contra 38,7% de un año atrás. “Todavía los nacimientos superan a la faena más la mortandad, pero generarían un stock actual de 51,5 millones de cabezas, muy alejado de los 57,6 millones de marzo de 2008″, resume Iriarte.

Competidor temible

La carne vacuna enfrenta otra amenaza: el avance de la carne aviar. “Del total del consumo de carnes por habitante en nuestro país – 115 kilos por año- hoy sólo el 53% corresponde a la carne vacuna. La industria avícola provee 42 kilos por año y la porcina, 11 kilos entre productos frescos y chacinados”, cuantifica el especialista.
“En 2012, se produjeron 2,55 millones de toneladas de carne vacuna, de los cuales se consumieron 2,365 millones y se exportaron 185.000 toneladas. En el mismo período se produjeron 2,06 millones de toneladas de carne aviar, de los cuales 1,72 millones se volcaron al mercado interno y 340.000 a la exportación. También se consumieron 450.000 toneladas de carne porcina, de las cuales se importaron unas 25.000″, dimensiona Iriarte. Y añade: “La amplia oferta de carne aviar determina que se cubran perfectamente las necesidades de proteína de los consumidores argentinos y le pone un techo al precio de la carne vacuna”.

Criadores expectantes

Mientras se desarrollan estos comportamientos en el plano nacional, los criadores observan que sus terneros crecieron muy bien en la primavera por la amplia disponibilidad de forraje, pero que se estancaron un poco en las últimas semanas por la pérdida de calidad provocada por la sequía estival. “Al caminar por los lotes el pasto cruje”, graficó un ganadero que teme entrar al invierno en una mala situación forrajera.
Entre los compradores de terneros hay consenso en que en 2013 habrá mayor cantidad que en el otoño de 2012, con buen desarrollo y sanidad. El precio de venta dependerá principalmente del comportamiento de los feedlots, si se considera que los invernadores pastoriles han perdido terreno en los últimos años. Entre los engordadores a corral, los que están en mejores condiciones para un nuevo ciclo son los que tienen granos propios y que, además, pueden incursionar en la cadena comercial más allá del campo.
Los productores que han resuelto continuar con la actividad ganadera tratan de mantener bajos los costos mediante la alimentación de la hacienda con pasturas. Enrique Bayá Casal, titular de una semillería, nota un repunte de las consultas y de las operaciones esta semana, a partir de las recientes lluvias, luego de un letargo durante enero y la primera de quincena de febrero. “Las últimas precipitaciones aseguran la humedad para la implantación de verdeos y pasturas y, además, permiten contar con los rindes agrícolas necesarios para pagar las facturas de semilla en campos mixtos”, sostiene el operador.
“El pasto es el recurso forrajero más barato en un planteo ganadero y hay que recuperar muchas praderas perdidas con las inundaciones y la sequía”, justifica Bayá Casal.
Nota gran demanda de semilla de verdeos, por lo que la avena se vende a $ 2,5 por kilo; el centeno, a $ 3, y el raigrás anual, a $ 7. Para pasturas perennes, la festuca se paga de $ 12 a 22 por kilo según variedades; el pasto ovillo se cotiza a $ 21; la cebadilla, a $ 7, y el agropiro, a $ 12. El trébol rojo vale $ 22; el blanco, $ 25, y el lotus tenuis, $ 45. Las alfalfas de grupos 6 y 7 cuestan $ 40 y las de grupo 9 se venden a 48 pesos.

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