jueves, 28 de marzo de 2013


Los espumantes crecieron 160 por ciento en 10 años

La incorporación de jóvenes y mujeres al “universo vitivinícola”, sumada a nuevas tendencias y al auge del mercado nocturno, generaron que en los últimos 10 años el consumo de espumantes creciera más del 160 por ciento en la Argentina, de acuerdo con un estudio privado.
La industria cerró 2012 con 55 millones de botellas comercializadas y ventas sostenidas a lo largo de los 12 meses, más allá del pico estacional que suele registrarse en diciembre con motivo de las Fiestas de fin de año.
De este modo, los espumosos se consolidaron aquí como “los únicos vinos en botella que mostraron un acelerado y sostenido crecimiento, fenómeno que se debe principalmente a las nuevas tendencias de consumo”, según detalló un reciente informe de la International Wine & Spirit Research (IWSR).
En la Argentina, los despachos de vinos espumosos autorizados para el consumo crecieron 166,41 por ciento en 10 años, al pasar de 116.522,87 hectolitros a 310.428,65, de acuerdo con datos del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV).
Los especialistas sostienen que “los jóvenes y las mujeres fueron grandes impulsores de este giro en el consumo y, junto con los restaurantes y boliches bailables”, se constituyeron en “los factores más influyentes para hacer despegar” la industria de los espumosos en el país.
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La producción se vio estimulada por un reintegro impositivo dispuesto para alentar la elaboración de espumantes en el país, aunque los bodegueros suelen reclamar al Gobierno mayor celeridad para la aplicación de ese beneficio.
La tendencia del consumo de espumosos se mantiene en alza en la Argentina, a diferencia de lo que ocurre con los cócteles de vino y los espumantes frutados, cuya comercialización está en descenso, o con los frizantes, que cierran la década con saldo negativo (-50,82 por ciento) con respecto a 2002.
Los especialistas sostienen que “los jóvenes y las mujeres fueron grandes impulsores de este giro en el consumo y, junto con los restaurantes y boliches bailables”, se constituyeron en “los factores más influyentes para hacer despegar” la industria de los espumosos en el país.
“A nivel nacional, el 84 por ciento del mercado corresponde a espumantes secos”, comentó Fernando Tedín Uriburu, presidente de la Bodega Premier Wines, y agregó que “el mayor crecimiento se verifica en los espumantes dulces, cuyas ventas han crecido un 126 por ciento entre 2002 y 2012″.
[Industria envasadora vitivinicultura vinos espumantes New]
Otro segmento que escaló posiciones en los últimos años es el de los rosados, que se han constituido en una nueva categoría gracias a la preferencia que muestra, en especial, del público femenino frente a este producto.
Entre los factores que contribuyeron a la masificación del consumo es “el bajo costo de un espumante”, dijo Tedín Uriburu, que añadió que “si bien hay de diferentes categorías, el precio promedio de las botellas más económicas es de 20 pesos, lo cual acerca un producto de lujo a la mesa cotidiana”.
El año pasado, unas 150 bodegas argentinas produjeron alrededor de 417.000 hectolitros de vinos espumosos, gasificados, frizantes, cócteles de vino y espumantes frutados, de los cuales unos 48.000 fueron exportados, según datos del INV.
En cuanto a las ventas al exterior, en 2012 el país alcanzó una facturación de 22,9 millones de dólares, acumulando un total de 465.449 cajas de nueve litros, a un precio promedio de U$S49,20 por paquete: en comparación con 2011, las exportaciones de Argentina crecieron un 8 por ciento en términos de volumen de ventas y un 13 por ciento en cantidades, resaltó el INV.
Por su parte, Pablo De Corral, director de la marca de espumosos Cumbres Andinas, analizó los recientes cambios en la conducta del consumidor y dijo que actualmente “busca productos más frescos, livianos y menos calóricos, conocidos como ‘vinos ligeros’, que son elaborados con uvas inmaduras, con menos cantidad de azúcar y menos alcohol, que son fáciles de beber y se disfrutan en un ambiente distendido”.
Resaltó que los jóvenes han sido el principal motor del consumo en la Argentina y el mundo: “Ellos no tienen miedo de desafiar los estereotipos tradicionales de Champagne”, consideró De Corral, en un comunicado de prensa.
Subrayó que este tipo de vinos “tienen la capacidad de captar a consumidores de otras bebidas alcohólicas y son una alternativa para situaciones de consumo diferentes a las tradicionales”.

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