martes, 12 de marzo de 2013

México importará cepas de Mendoza para hacer sus vinos


Empresarios de ese país buscan plantines de Tempranillo y Torrontés locales. En la tierra del tequila, el consumo de vino subió 170% en 2 años. Quieren plantar 10.000 hectáreas.
El vino pretende convertirse en patrimonio mundial en cuanto a su origen de producción, incluso para países identificados con otras bebidas típicas. El caso de México, la tierra del tequila, tampoco es la excepción. De hecho, inversores aztecas ya emprendieron su propio proyecto para sumarse al propósito de que en poco tiempo el país vuelva a tener superficie vitícola, y de hecho miran con interés a Mendoza con el fin de importar cepas de merlot y torrontés.
Todo es parte de un objetivo concreto: alcanzar las 10 mil hectáreas de viñedos en un par de temporadas. El foco productor está puesto en el Estado de Querétaro, y el móvil es el crecimiento del consumo de vino por parte de los mexicanos, que empujaron la demanda un 170 por ciento en los dos últimos años.
Álvaro Fuentes y Juan Carlos Chávez Fernández son dos de los importadores que, tras visitar algunas bodegas y degustar sus vinos, ya iniciaron contactos con viveristas locales y también con una bodega. Sin embargo, los vínculos iniciales con Mendoza se remontan al aspecto técnico y de asesoramiento con el INTA, a través del cual los sondeos por varietales llevan ya un tiempo.
“El proceso comercial y el de implantación ya están en marcha, para lo cual hay un interés particular en esas cepas porque incluso allá ya se produce algo de malbec. Aunque la mayor zona productora es la de Baja California, el objetivo está puesto en extender los viñedos en Querétaro a mediano plazo”, resume la consulesa de México en Mendoza, María Landa.
Una de las bodegas de la Primera Zona vitivinícola mendocina que produce torrontés es Caelum. La visita de uno de los proveedores mexicanos derivó en gestiones con un contacto con el vivero proveedor para saber algo más de las condiciones y disponibilidad de material genético para enviar a México.
La de Baja California es el área vitivinícola por excelencia, con el 90 por ciento de la producción mexicana. Para el proyecto que apunta a expandir los viñedos más cerca del Golfo de México, según proveedores locales los pedidos oscilan, por ahora, en partidas de entre 10 mil y 20 mil plantas. El precio por unidad ronda U$S 1,50, que puede superar los U$S 2 puesta en destino.
Que el país ocupe el puesto número 65° como consumidor de vino a nivel mundial, en base a una demanda per cápita anual que pese a haber crecido todavía no sobrepasa el litro anual, explica el afán del sector en revertir la situación. En ese contexto, 7 de cada 10 bebedores eligen los tintos, mientras que el resto se reparte entre rosados y blancos.
En plan de crecimiento

“Si bien hay barreras sanitarias de país a país y Argentina debe completar una reglamentación para certificar plantas de algunas variedades, estamos haciendo presupuestos para México. Seguimos avanzando en lograr todas las habilitaciones entre Senasa y el Servicio de Sanidad Vegetal de México”, explica Cristóbal Sola, gerente general de vivero Mercier Argentina, que también provee clones desde su casa matriz en Francia.
En Mendoza, la firma recibe pedidos de material genético también de malbec y chardonnay variedades que, junto a syrah, están certificadas por INTA y Senasa y pueden ser exportadas sin restricciones. El resto de los ejemplares son reconocidos como plantas identificadas, que se ingresan en Chile y Perú pero aún no pueden comercializarse fluidamente a todos los mercados.
Para Víctor Barroso, de vivero San Nicolás, con una cartera importante de clientes en el mercado interno, la diferencia de precios entre un plantín certificado y un identificado no debería superar el 10 por ciento. Con un buen trabajo de selección de clones por resistencia a virus, a su criterio llevará tiempo disponer de cantidad suficiente para comercializar en el país y el exterior.
“La viticultura mendocina es muy sana, pero esto debería haberse hecho hace mucho tiempo para tener un volumen de clones mucho más importante. INTA trabaja sobre 15 virus, primero en 100 clones y finalmente en una selección de 5, y aunque en un par de años podremos tener disponibilidad, llevará al menos cinco reproducirlos y tener un lote importante”, concluyó.
Fuente: Los Andes

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