miércoles, 27 de marzo de 2013


Recomendaciones para una correcta siembra de pasturas
En la época de renovación de pasturas, siempre es conveniente repasar algunos puntos básicos para que la inversión rinda. El conocimiento del lote, la clave del éxito.




Recomendaciones para una correcta siembra de pasturas
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“A la hora de sembrar pasturas o verdeos, lo fundamental es conocer el potrero donde se va a trabajar. A partir de ahí se podrá definir el tipo de cultivo a implantar, la cantidad de fertilizantes y los herbicidas e insecticidas a aplicar, además del ajuste de la sembradora”, explicó el Ing. Agr. Federico Elorza, Coordinador Técnico de Casafe.
Teniendo en cuenta el destino del lote, sus características y la actividad del establecimiento, se podrá elegir entre una pastura base alfalfa, festuca o agropiro, entre otras. Por ejemplo, en la zona de bajos no es conveniente sembrar una alfalfa porque no aguantaría el anegamiento. Además, si se trata de un bajo salino, un cultivo como el agropiro resistiría mejor los niveles de salinidad del suelo. Por otra parte, la actividad a desarrollar marcará el grado de inversión. “Un tambo podría inclinarse por la alfalfa o alguna festuca premium que le permita una conversión a leche suficientemente buena como para lograr un buen resultado económico”, subrayó Elorza.
El siguiente paso es la compra de semillas. “Algo que está creciendo en el mercado es el pelletizado de semillas forrajeras; una técnica que consiste en aplicar una capa que cubre completamente a la semilla y hace que ésta cambie de forma y peso, haciéndolas más uniformes y logrando así mejorar su manejo y la mezcla con insecticidas y fungicidas”, detalló el especialista.
La semilla pelletizada es un producto con valor agregado que permite la siembra de la cantidad necesaria, sin excesos ni faltantes, de manera uniforme, y con el agregado de curasemillas específicos o inoculantes.
De dónde venimosEn las rotaciones agrícolo-ganaderas, otro factor de importancia son los rastrojos que deja el cultivo antecesor. Por ejemplo, el trigo o la cebada aportan una gran cantidad a diferencia del girasol cuyos residuos son menores.
Hay que tener presente que por ser semillas muy chicas, que les cuesta emerger, las forrajeras se colocan a escasa profundidad: no más de 3 cm. de la superficie. Por este motivo, en el caso de que haya un alto volumen de rastrojo se debe preparar la sembradora con un disco acanalado, que hará una remoción de tierra suficiente como para depositar la semilla lo más arriba posible. Pero conocer el lote implica también saber cuál es su composición química. Para ello, se debe realizar un análisis del suelo, primer paso para evaluar la cantidad de fertilizante a aplicar para evitar el déficit nutricional.
Una vez conseguido el dato de lo que aportará el suelo, hay que tener en cuenta con qué cultivo se trabajará. “Una pastura base alfalfa tiene una necesidad de fósforo mucho mayor que una base agropiro ya que este nutriente es fundamental para que se produzca la nodulación”, cita Elorza a modo de ejemplo.
A su vez, hay que cuidar que el fertilizante, en general fosfatado, no entre en contacto con la semilla debido a que cuando éste se va degradando produce un efecto tóxico y la simiente termina perdiendo su poder germinativo.
Sin competenciaLas malezas son un tema de central atención, ya que pueden complicar las labores desde el principio. Para eliminarlas hay que realizar un barbecho químico, que limpie completamente el suelo. “Se puede utilizar Glifosato y 2,4D como preemergentes y 2,4DB, Bromoxinil, MCPA y/o Flumetsulan como posemergentes. Siendo éstos selectivos para las especies forrajeras de interés, su uso varía según las malezas que estén afectando a la pastura”, detalló Elorza.
 Es que la tarea no termina a la hora de la implantación. “Hay que lograr que el suelo esté libre de malezas entre 30 y 100 días después de la siembra, porque es el período de mayor tasa de crecimiento de las pasturas.
Las malezas pueden afectar el desarrollo del cultivo y si se arranca mal es probable que dure menos de los cuatro años estipulados para su aprovechamiento”, aseveró el técnico de CASAFE.
Con respecto a los insecticidas, las mayores precauciones apuntan a la presencia de pulgones y orugas defoliadoras o cortadoras. Para evitarlas, se deben hacer controles químicos aplicando insecticidas residuales en preemergencia. A su vez, cuando el cultivo emerge, hay que hacer recorridas para controlar la presencia de orugas o pulgones, tomando la decisión de aplicar en función de los Umbrales de Daño Económico (UDE) establecidos para la plaga y el cultivo.
Los pulgones son comunes en alfalfas y festucas y generan mucho daño ya que detienen el crecimiento de la pastura lo que significará entrar al invierno con plantas chicas. Para controlarlos, una buena herramienta es la aplicación durante la posemergencia de productos como dimetoato, Clorpirifos, Imidacloprid o fenitrotion.
A la hora de realizar estas labores, siempre hay que tener en cuenta el impacto de los fitosanitarios en el ambiente. Por ese motivo, desde Casafe se promueven las buenas prácticas agrícolas, con el fin de evitar el contacto de los productos con el operador y las poblaciones rurales, y los UDE.
En síntesis, hacer el análisis de suelo, comprar una semilla de calidad y prepararla adecuadamente, así como el respeto por las buenas prácticas agrícolas, es un conjunto de herramientas que permitirá un buen resultado a la hora de sembrar pasturas.

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