martes, 26 de marzo de 2013

Salir del atolladero


Columna del Dr Jorge Isern, presidente de la Sociedad Rural de Rosario (SRR)
Vivimos en un país en donde el Instituto Nacional de Estadísticas y Cencos (Indec) declara una infl ación y otros indicadores como el de la pobreza que son falsos;  la justicia tiene procesos y sentencias no respetados por los ciudadanos y, peor aún, por las autoridades; a su vez, tragedias como el tren de Once –y la enorme falencia de infraestructura- son escondidas por los
responsables sin preocupación ni planes de solución, disponiendo de fondos cuantiosos que se dirigen a incierta asignación;   impuestos que captan cada vez mayor proporción de ingresos de personas y empresas sin reversión social útil; manifestaciones de corrupción mientras jueces y gobernantes las encubren o desestiman; sin derechos ni garantías a ejercer trabajos y producciones lícitas, menospreciados y sustituidos por promociones de planes que generan dependencia y pobreza; cambio del paradigma de la responsabilidad y el aporte por el del aplauso, la sumisión, la ventaja egoísta y aún corrupta; con la mayoría de jubilados que no se sostienen en un sistema discriminatorio e injusto… y seguiría la lista pero es hora que la ciudadanía elija representantes con políticas y acciones de Estado antes que detrás del poder y del manejo de los recursos públicos.
El primer objetivo de ciudadanos y organizaciones políticas abiertas a la participación y mejora del sistema, debería ser acordar puntos comunes mínimos para proponer en las próximas elecciones con el objetivo de recrear el pleno funcionamiento democrático, representativo, republicano y federal, que hoy muchos vemos en franco deterioro.
No se trata de coincidir en ideologías ni en políticas sociales y económicas totales, sino en poner en marcha a partir de 2014 un estado y una sociedad con fortalezas crecientes y con reglas auténticas, constitucionales y legales, que  existen pero deben cumplirse. Luego, sí tendrán que aparecer diferentes propuestas partidarias para que la ciudadanía en esa instancia posterior opte entre ellas, en un marco más afi anzado. Se trata inicialmente de recuperar la república y sus instituciones.
Las propuestas opositoras para 2013 deben, expresamente, comprometerse a un programa de rechazo a la reforma constitucional -implícitamente no reelección presidencial- ; vigencia plena de la justicia sin trampas de “democratización”; transparencia y corrección de los falseados indicadores del Indec operando para que ello ocurra de inmediato; políticas ciertas antiinflacionarias estimulando la oferta y eliminando su vergonzosa consecuencia como es que sea otro impuesto; estudio y reforma perentoria de sistemas tributarios nacional y provinciales,
basados en racionalidad presupuestaria descartando sólo fi nes recaudatorios confiscatorios e ineficientes; retirar y no repetir intervenciones inconstitucionales del estado en la producción y el trabajo; restablecer el acuerdo de coparticipación federal automática de 54/46% -nación/provincias- de los años 80 poniendo compromiso a sancionar una ley sin las excusas permanentes por las que nunca se tuvo acción alguna; poner en marcha el voto electrónico en la siguiente elección; inserción argentina en el reconocimiento y créditos internacionales sin altisonancia e inefi cacia como ocurrió en la última década.
Son muchos compromisos que demostrarían la vocación de servicio que debemos exigir como suprema en política. Son las herramientas necesarias para revalidar una Argentina democrática, republicana, representativa y federal en el día de las elecciones y en siguiente funcionamiento real, superando la acción confrontativa soberbia y de desprecio coyuntural, para asumir el desafío y la responsabilidad de políticas de estado para el corto plazo alineadas hacia las próximas generaciones. Si no todos, comencemos por lo menos por algunos.
Estas propuestas deben tener una impronta supra partidaria. Si son poco dispersas demostrarían consistencia de estado, atracción y efectividad electoral, sin que ésto sea insoslayable. Así, estarían abiertos al apoyo de organizaciones gremiales de la producción y el trabajo, ONGs, civiles, y otras, que colaborarían y se comprometerían a construir una sociedad en camino de sostenerse en valores fi rmes de derechos y garantías que muchos entendemos  hoy, son inciertos.
Debemos superar este atolladero. Las dirigencias políticas, gremiales y empresariales deben asumir sus responsabilidades.

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