jueves, 28 de marzo de 2013


Se acentúa la pérdida de la riqueza ganadera

En la década de 1970, la relación era de 2,4 vacunos por habitante, ahora bajó a 1,24 vaca. La demanda, que se muestra vital, no tiene fuerza suficiente para generar subas en los precios.
El “efecto marzo” parece diluirse irreversiblemente. Durante enero y febrero, y pese al aumento de la oferta ganadera, los precios del ganado subieron hasta recuperar los niveles nominales de marzo del 2012, pero durante el mes en curso el mercado se está quedando sin combustible y los valores han retrocedido con respecto a los picos de febrero pasado.
El problema no es la demanda, cuyo comportamiento llama la atención por lo firme, sino la oferta: en enero, último dato conocido, la faena de ganado vacuno se habría incrementado un 11 por ciento con respecto a igual mes del año pasado; pero en febrero ese aumento se habría acelerado y en marzo, a juzgar por la evolución de Liniers, habría continuado esa tendencia ascendente.
En los primeros quince días de marzo, las entradas a Liniers, que han venido reflejando de manera fiel la evolución de la faena a nivel nacional, se ubican un 30 por ciento por encima de un año atrás
 
Hay poca hacienda liviana de feedlot , especialmente novillitos y terneros, y hay mucha vaca, vaquillonas y novillo de campo; toda esa oferta conjunta de ganados de menor rendimiento han terminado por ahogar al mercado.
Por el lado de los machos, ha comenzado a salir todo el engorde primavero-estival; por el lado de las hembras, su oferta se ha incrementado inesperadamente en las últimas semanas, como reflejo de que la retención de vientres del 2010-2012 parece hoy ya cosa del pasado. Mes a mes crece la faena de terneras, que antes se guardaban y ahora van a los feedlots en creciente número. Mes a mes crece (explosivamente) la oferta de vaquillonas para faena, al completarse el repoblamiento de vientres en la zona pampeana. Sube la faena de vacas, categoría a la cual ya no se le da otra oportunidad, como sucedía hasta hace poco.
El porcentaje de hembras en la faena, que había descendido hasta 35-36 por ciento a mediados del 2011, ha venido subiendo constantemente en los últimos 18 meses, hasta tocar 42 por ciento a fines de 2012, sólo a un par de puntos del nivel de equilibrio. Una menor retención es en realidad un menor nivel de inversión, el problema que hoy parece afectar a toda la economía argentina.
Con una oferta creciente de carne vacuna, y exportaciones estancadas, toda esta oferta adicional debe ser volcada al mercado local, cuyo consumo per cápita habría crecido en marzo hasta los 63-64 kilos. Según datos de consultoras privadas, el precio de la carne al mostrador en marzo habría aumentado entre un 3,5 y un 6 por ciento con respecto a fines del 2012, por lo que podría concluirse que una demanda por carne vacuna que absorbe cuatro y cinco kilos más de cortes, y además los paga más, todavía goza de buena salud. Pero esta demanda que se muestra tan vital no tiene fuerza suficiente como para generar nuevos aumentos en los precios de la hacienda, en el marco de una faena abundante y creciente.
En situación de equilibrio, donde el stock no cae ni crece, y se faena todo lo producido, que permite un consumo de 66 kilos con la exportación casi cerrada, la escasez se difiere para más adelante. Se acentúa la pérdida de riqueza ganadera de la Argentina, que pasó de 2,4 vacunos por habitante en la década de 1970, a 1,24 vaca en la actualidad.

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