viernes, 22 de marzo de 2013


Una medida apresurada hizo subir la carne en la Patagonia

El norte patagónico está libre de aftosa sin vacunación. No les llega carne de otra región.
La semana pasada una camioneta evadió el control en la Barrera Sanitaria de la Patagonia y se produjo una cinematográfica persecución a lo largo de 180 kilómetros de la ruta 22, en Río Negro. Cuando finalmente pudo detenerla, la policía entendió por qué semejante huida: el vehículo llevaba unos 500 kilos de carne con hueso.
Como fruto de una sospechosa decisión del Ministerio de Agricultura, el asado se convirtió en el objeto más deseado en el sur. Algo así como el alcohol en la Chicago de Al Capone.

Todo comenzó cuando a fin de febrero el ministro Norberto Yauhar ordenó al SENASA ampliar la región “libre de fiebre aftosa sin vacunación”. Hasta ahora, ese área llegaba hasta el río Negro e incluía ciudades como Bariloche. A partir de esta decisión, se amplió hasta el río Colorado e incorporó otras localidades bastante pobladas, como Neuquén y Viedma. También el partido bonaerense de Carmen de Patagones, pago chico del mayor lobbista de la medida, el secretario de Relaciones Institucionales en Agricultura, Haroldo Lebed.

De inmediato, como corresponde por prevención al ingreso del virus aftósico, se prohibió el ingreso de carne bovina con hueso, carne de cerdo y chacinados desde el norte. La consecuencia fue un violento encarecimiento de la carne para algo más de 1 millón de personas. El kilo vivo en la región pasó de 19 a casi 27 pesos. La explicación es que la mitad del ganado que se faenaba en la Patagonia norte se importaba desde Buenos Aires y La Pampa.

Los ganaderos de la Patagonia están más que contentos con la medida. Los frigoríficos, en cambio, temen lo peor, pues la faena ha caído considerablemente ya que no alcanzan las vacas. El consumidor es el que soporta la peor parte. En Neuquén, el kilo de asado rondaba los 48 pesos a principios de marzo, pero ahora cuesta 70 pesos.

Frente a las críticas, Yauhar amenazó con “mandar la AFIP” a quienes suban los precios. Pero fue él mismo quien ordenó una medida que no contaba con los niveles suficientes de consenso. En rigor, en el propio SENASA hubo sorpresa: habían elaborado un documento que establecía una serie de pasos previos que debían darse antes de modificar la barrera. Especialmente, había que trabajar en incrementar el stock bovino. Para que, como sucede ahora, no falte el asado.

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