martes, 12 de marzo de 2013


Uruguay : “Este año puede ser de pérdidas muy importantes para la industria frigorífica”

El vicepresidente del frigorífico San Jacinto, Gastón Scayola, repasó la coyuntura.
Habla pausado, pero convencido. El vicepresidente del frigorífico San Jacinto, Gastón Scayola, mostró las grandes oportunidades que tiene la carne en los mercados externos. Sin embargo, sorprendió con afirmaciones que hacen temer por un mal año para los frigoríficos. Por ello, los industriales pidieron días atrás que el gobierno les tire la cuerda de la devolución de impuestos indirectos.

Usted participó de la Fedexpo en Moscú. ¿Qué visión obtuvo acerca del mercado ruso para la carne uruguaya?
Los rusos están adecuando sus hábitos y mejorando su poder adquisitivo. Prometen muchísimo como compradores de carne, tanto commodity como de alta calidad. Rusia se convirtió en los últimos años en un gran comprador de commodity y China lo está siendo en lo que va del año, y en los dos mercados estamos trabajando para entrar a los nichos de alta calidad que pagan los mejores precios.

En 2012, Rusia fue el principal comprador de carne uruguaya.
Fue un buen año en Rusia, pero la competencia de Paraguay no fue menor. Con precios del ganado y costos menores a los nuestros pudieron competir mejor que nosotros. Igual logramos vender grandes volúmenes a Rusia. A través de algunas degustaciones y de gestiones privadas en los últimos tiempos, ya empezamos a entrar con pequeños volúmenes de cortes de cordero para los restaurantes. Y se nos está abriendo la puerta a los cortes de alta calidad de carne vacuna, con mucha prudencia y de manera progresiva, en la medida que EEUU siga por fuera del mercado.

Cabe recordar que Rusia cerró el mes pasado el ingreso de carne de EEUU por la aparición de la raptopamina, un fármaco que se usa como aditivo alimenticio para promover el crecimiento.
Sí. La decisión de las autoridades rusas mantiene la carne estadounidense fuera de los restaurantes y comercios de alto valor.

¿EEUU es el principal competidor de Uruguay en los nichos de alta calidad en Rusia?
Sí. Tenemos otras dificultades, como la definición de carne de alta calidad, donde la reciente misión oficial abordó el tema con sus pares rusos. Se abrió una puerta para que en los próximos 10 o 12 meses Uruguay pueda acceder a una definición de carne de alta calidad, que determinará Rusia para todo el mundo. Eso nos permitirá entrar con volúmenes sin que estén sujetos a cuotas. Por otro lado, respecto a los cortes de alto valor, los restaurantes los quieren recibir frescos y no congelados. En los restaurantes –y en los chef– existe el mito de que el corte pierde textura y consistencia si se congela y luego hay que descongelarlo.

Y Uruguay exporta el 90% de la carne a Rusia para industrializar, los cortes de menos valor.
Sí. Tenemos que llegar con cortes enfriados y para ello debemos acordar el tema de la vida útil. Deberíamos llegar a tres o cuatro meses de vida útil para que un mes se vaya en el viaje. Y que el producto llegue con un mes o mes y medio de vida útil.

¿En la actualidad cuál es el plazo que fija Rusia para la vida útil de la carne fresca?
Hoy no estamos exportando nada. Existe una norma interna rusa que marca 17 días, lo que hace imposible el comercio. Pero estamos cerca de que se admita lo mismo que para Paraguay y Brasil, que es que la vida útil de la carne la fije el que la produce. Y ahí vamos rumbo a los 120 días de vida útil. No obstante, cuando uno hace estas valoraciones, hay que tener cuidado de no generar expectativas optimistas de cortísimo plazo, aunque podemos afirmar que en el mediano plazo Rusia será un jugador importante para Uruguay. Y en el caso de cortes de alta calidad inevitablemente terminamos en las grandes ciudades, como Moscú y San Petersburgo. La presencia en la Prodexpo fue este año muy especial porque concurrió la delegación completa del Instituto Nacional de Carnes (INAC) y una misión oficial que le dio visibilidad y un peso enorme. Hubo una muy buena carta de presentación del ministro Tabaré Aguerre, que le gustó mucho a los rusos, y la degustación de carnes que se hizo en el hotel Hyatt salió muy bien, con invitados claves en el mercado.

Nos da la impresión que competir con EEUU en Rusia es parte de un camino que la industria uruguaya empezó a transitar.
Hay una realidad que es que la industria en general, y San Jacinto en particular, hemos identificado que no alcanza con Europa para la venta de productos de alta calidad. Tenemos que seguir generando nichos e investigando los mercados con potencial de crecimiento para encontrar las posibilidades de ventas alternativas. Rusia es un camino, que lo empezamos a transitar con la carne de cordero y con la última degustación comenzamos a mostrar nuestros cortes de carne vacuna. Y la salida temporal de EEUU del mercado ruso nos permitirá disponer de un tiempo para que nos conozcan. El mercado de Rusia está bien atendido. En Europa, la cuota 481 de alta calidad nos dio una alternativa de colocación para animales terminados a granos, pero esto no sustituirá la cuota Hilton. Uruguay deberá tener siempre las dos alternativas: ganado terminado a corral y el tradicional de pasto. Con esas dos cuotas más la ovina, Europa es el mercado por naturaleza y ubicación geográfica ideal para Uruguay. Pero, al mismo tiempo, Europa está en una crisis declarada hace casi dos años y todo pinta que seguirá otros tantos. Vamos a sufrir para lograr los flujos de venta que teníamos tres años atrás.

En esa búsqueda de alternativas se abrió el mercado de Corea. ¿Cómo lo ve?
Estamos haciendo contactos. Hicimos un primer embarque con muestras para probar los mecanismos y en breve haremos el primer contenedor de productos. Pero podríamos llegar a ser competitivos en un producto porque tenemos una dificultad fuerte, que es la gran competencia de Australia, que tiene el ganado más barato y está muchísimo más cerca de Corea. Entrar a Corea llevará su tiempo. Corea es una linda promesa y tenemos que generarnos nuestro propio espacio. La otra gran promesa es China.

¿Por qué cree que pasó a liderar este año las compras de carne uruguaya?
Se dieron algunas circunstancias. Una fue que la competencia con Paraguay se hizo muy fuerte en los últimos meses con Rusia, con los paraguayos vendiendo a US$ 400 más barata la tonelada y también con un ganado a US$ 3 el kilo. Y ellos tienen a Rusia como único mercado. Así que Uruguay ha tenido que desplazarse hacia China. Al mismo tiempo, China compra mercaderías desde otros países y hubo desabastecimiento de Vietnam y zonas cercanas, y los que estamos habilitados para entrar directo a China continental somos nosotros. Ahí hemos tenido alguna ventaja y además de vender los productos tradicionales –menudencias, tendones-, China nos empezó a comprar productos que le vendíamos a Rusia para industrializar. En forma simultánea, tras sucesivos intentos con el cordero, China empezó a llevar todo el asado de cordero que produce Uruguay, que antes iba para el sur de Brasil. Las degustaciones que hicimos en Shanghai y en Beijing nos han permitido también empezar a vender pequeñas cantidades de cortes de alta calidad. El bife ancho de Uruguay o de San Jacinto ya se escucha en China. Y el french rack de cordero también.

¿Será algo coyuntural la demanda de carne uruguaya de China?
La velocidad que hubo los últimos seis meses no sé si se mantendrá, pero la tendencia y el crecimiento progresivo serán imparables.

¿Qué le diría a los productores ganaderos uruguayos?
Lo primero que les diría es que sigan trabajando con confianza y un buen vínculo con la industria frigorífica. Por otro lado, es importante que se reconozca que hubo una importante  transferencia de recursos desde el sector industrial al productivo, que está en una mejor situación económica que hace ocho años. Si miramos desde 2007 a la actualidad, los precios de venta de exportación subieron un 90%, lo que se refleja en que las carcasas y los productos valen más y el mundo paga más. Pero el ganado subió un 107% en el mismo período. Una cosa que sube el 90% y otra que sube el 107% significa que la industria absorbió esa diferencia. Y para la industria no es gratis absorber esa diferencia. Lamentablemente, el negocio para la industria es de grandes volúmenes y de márgenes muy pequeños. Tenemos que ser hipereficientes y profesionales porque ya no se trata de un negocio con una rentabilidad enorme, donde trabajando de cualquier manera se ganaba dinero. Resolver esa diferencia de precios entre la exportación y el ganado ha sido un sacrificio enorme. Si a ello le agregamos que el dólar baja, que la mano de obra y la energía eléctrica subieron más de 100% en dólares, se encienden luces amarillas en la industria y este año puede ser de pérdidas muy importantes para la industria frigorífica.

¿Y matar la gallina de los huevos de oro?
Corremos ese riesgo, sí. No podemos hablar de industria y productores de forma separada. Tenemos que entender que esto es una cadena y que el beneficio de una parte contribuye al beneficio de la otra. La vieja rivalidad que los frigoríficos matan a los productores, o a la inversa, hay que pulirlo, trabajarlo en conjunto. Hace cinco o seis años hubo períodos muy buenos para la industria, estos últimos tres o cuatro años han sido muy buenos para el sector productivo. Y ahora tenemos que equilibrar las cosas para no matar la gallina de los huevos de oro.

¿Esta realidad es la que llevó a la industria a pedir ayuda hace unos días al gobierno?
El gobierno viene reconociendo y acompañando a sectores con ciertas dificultades. Este año la dificultad de la industria frigorífica es grande porque la capacidad instalada es grande y la disponibilidad de ganado aún no crece. Le planteamos al Ministerio de Industria la devolución de impuestos indirectos, que es algo que puede darle este año un poco de oxígeno a la industria. En el año 2006, el frigorífico San Jacinto, con una faena total de 2,6 millones de cabezas en el país, faenó 210 mil cabezas. Eso era un frigorífico con un buen nivel de actividad, con un segundo turno de desosada. Los últimos dos años, en lugar de 2,6 millones de cabezas se están faenando más o menos 2 millones de vacunos, y un frigorífico que faenaba 210 mil cabezas está faenando 130 mil. Eso lamentablemente hace menos eficientes a las organizaciones y que los costos fijos que tienen las empresas pesen más. Y hay costos fijos que no se pueden reducir, como los altos niveles sanitarios para que pasen cualquier tipo de inspección. Tenemos esperanza que para el 2015 o 2016 Uruguay recupere esos volúmenes de disponibilidad de ganado para faenar, pero la devolución de impuestos puede ser un oxígeno para este año.

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