sábado, 11 de mayo de 2013


Avicultura: atentos con la situación de la laringotraqueítis infecciosa

Esta enfermedad causa pérdidas económicas en pollos y gallinas. La alta concentración de animales y la prevención son aspectos centrales.
LUCAS SARA
Ceva Sanidad Animal
La laringotraqueítis infecciosa aviar (LTI) es una enfermedad viral aguda del tracto respiratorio de pollos y gallinas que puede causar grandes pérdidas económicas debido a la alta mortalidad y la disminución del desempeño productivo de las aves. Se trata de una afección de distribución mundial, incorporada en el listado de enfermedades de declaración obligatoria de OIE y cuya presentación es frecuente en zonas de alta concentración de aves.
El primer brote se reportó en Estados Unidos (1925) y luego tomó importancia en otros países, entre los que se encuentra Argentina. Desde los años 60 (a partir del comienzo de la avicultura industrial y, en especial durante los últimos tiempos) se producen periódicamente brotes, especialmente en zonas con alta densidad de aves y deficientes medidas de manejo y bioseguridad.

Problemas en Argentina

Durante 2012 y en los primeros meses de este año se reportaron casos locales, tanto en pollos como en gallinas ponedoras, en las provincias de Entre Ríos, Buenos Aires, Córdoba y Mendoza.
Gráfico N° 1. Estimación del incremento del costo productivo -cada 1.000 pollos- por casos de distinta gravedad de LTI.
VARIACIONLOTE VACUNADOCON PASAJE INTERMEDIOCON PASAJE FUERTE
KG TOTALES DE ALIMENTO504148204116
COSTO ALIMENTO ($)882284347203
COSTO POLLITO BB ($)280028002800
COSTO PLAN VACUNAL ($)2008080
OTROS COSTOS ($)300030003000
TRATAMIENTOS ($)0100150
COSTO TOTAL ($)148221441413233
COSTO POR KG POLLO VIVO ($)5,936,287,00
INCREMENTO DE COSTO POR KG VIVO (%)6%18%
Análisis realizado considerando: costo promedio de alimento: $1.750 / tn. Costo pollito: $2.80 / bb. Costo plan con vacuna LT: $200 / 1.000 aves. Costo plan sin vacuna LT: $80 / 1.000 aves.

Nos referimos a una enfermedad que depende de una serie de factores predisponentes para su aparición. Entre estos: el transporte prolongado, los problemas de manejo, la alta densidad de aves en las instalaciones o en una región, el alojamiento de aves de distintas edades en el mismo lugar, temperaturas extremas, muda forzada y las enfermedades concurrentes como afecciones respiratorias causadas por diferentes agentes.
Otro tema a considerar es la capacidad que el virus posee para hacer latencia en el organismo de las aves recuperadas de la manifestación clínica. Cuando las mismas sufren algún tipo de estrés, eliminan el virus en forma intermitente favoreciendo su persistencia y, por lo tanto, se dificulta su control.

La clave es prevenir

Como la problemática no tiene tratamiento, su prevención y control son fundamentales para reducir las pérdidas causadas por su presentación (Ver Gráfico N° 1). En este sentido, las medidas de manejo adoptadas en programas de bioseguridad son esenciales para reducir la propagación del virus de una granja a otra y se consideran fundamentales en el control.
Por otro lado y desde hace años, la enfermedad se intenta controlar mediante el uso de vacunas vivas. Los programas implementados presentan limitaciones debido -principalmente- a que determinadas cepas vacunales de virus ocasionalmente podrían mutar y provocar brotes, lo que contribuiría a la propagación de la enfermedad. La infección o vacunación con vacunas vivas a campo a menudo resulta en la aparición de animales portadores y, por lo tanto, se vuelve extremadamente importante evitar el contacto entre animales vacunados o recuperados con los susceptibles. Existen también vacunas vivas atenuadas, elaboradas en embrión de pollo (CEO) y en cultivo de tejido (TCO).
Por su parte, las elaboradas en embrión de pollo poseen mayor invasividad que las producidas en cultivos celulares, pero presentan mayor riesgo de reversión a la patogenicidad residual, motivo por el cual se limitó su utilización en nuestro país. Respecto a la vacuna elaborada en cultivo celular, la misma contiene virus atenuado muy suave con menor riesgo de presentación de reacciones, reversión a la patogenicidad y diseminación de la enfermedad pero -debido a la necesidad de su aplicación en forma individual en aves en producción (mediante gota ocular)- su utilización se ve limitada en función del volumen de animales en los sistemas convencionales de producción.
En los últimos años, el desarrollo de vacunas vectorizadas para el control de la enfermedad ha permitido superar muchos de los efectos indeseados y las limitaciones mencionados. Esta tecnología posibilita la generación de inmunidad frente al virus de LTI mediante ingeniería genética.
La ventaja es que no es necesario el uso de virus vivo para que las aves estén protegidas, ya que el virus vector contiene proteínas del virus LTI, que generan protección frente a esta enfermedad. Además y al no estar presente el agente vivo en la vacuna, no habrá diseminación del virus en el medio, ni establecimientos con aves portadoras con virus latente en el organismo.
Por último, con este tipo de vacunas se eliminan todo tipo de reacciones post-vacunales y cualquier riesgo de reversión viral que pueda existir.
En conclusión, no es posible erradicar la enfermedad con las herramientas tradicionales de control disponibles. El curso de la enfermedad y la propagación viral depende del control de numerosos factores predisponentes extrínsecos e intrínsecos al huésped y al virus. Por lo tanto, es evidente la necesidad de disponer de métodos para controlar la enfermedad a través de estrictos programas de bioseguridad y de planes sistemáticos de prevención utilizando biológicos de probada eficacia y seguridad.

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