miércoles, 1 de mayo de 2013

BIOCOMBUSTIBLES: CON INCONVENIENTES DE COYUNTURA Y PROMISORIO FUTURO


Tras once años de crecimiento sostenido de los biocombustibles convencionales, tales como el biodiesel y el etanol, y próximo ya a comenzar la comercialización de los de nueva generación, pronostican las más importantes consultoras internacionales, que para 2023 la producción mundial de biocombustibles que en 2012 fue de 127,19 mil millones de litros, crecerá a 233,18 mil millones de litros; con lo que el incremento sería del 83,33%.
América del Norte es sin duda la cuna en el uso de los biocombustibles, no obstante corresponde destacar la evolución operada en los últimos años en Europa, el Asia Pacífico y América Latina. Dichos avances, sin ser la panaceas que auguraron los más optimistas, contribuyeron en a atenuar la demanda progresiva de combustibles convencionales. En tal sentido cabe consignar que mientras para los próximos 10 años se proyecta un incremento de la producción de fósiles (naftas, gasoil) de poco más del 3% anual acumulativo, para el mismo lapso la proyección referida de los biocombustibles sería del orden de 6% anual.
Por estos días, en 42 países rige la mezcla obligatoria de nafta con etanol y gasoil con biodiesel, con porcentajes mínimos establecidos y, pautas que incrementan gradualmente la participación de los biocombustibles, conforme lo establece cada Estado. Tal como se están comportando los mercados y, lo están previendo los diferentes gobiernos, la producción mundial de biocombustibles debe superar el volumen presupuestado de mezclar para 2020; empero correcciones en más, pergeñadas posteriormente por países consumidores, están indicando que las tendencia de suministro será superior a la producción efectiva para entonces. En virtud de ello, todo parece indicar que la demanda deberá ser reconsiderada en función de las posibilidades concretas de abastecimiento.
En reciente resolución, el gobierno nacional dispuso incrementar el porcentaje de biodiesel en el gasoil que comercializan las petroleras. Al respecto, la Secretaría de Energía notificó a YPF, Shell, Axion, Petrobras y Oil, que el corte deberá pasar del 7% al 10%, de manera escalonada hasta el 1 de junio cuando la mezcla deberá contener la nueva exigencia.
La medida fue tomada principalmente para morigerar en parte las consecuencias del incendio ocurrido de la refinería de YPF en Ensenada, la principal planta de gasoil, por lo que afectó considerablemente la ya insuficiente producción nacional.
Cabe recordar que ya el año pasado se había anunciado un régimen similar, el que procuraba para octubre llegar al corte del 10%. Finalmente la medida no llegó a concretarse debido a modificaciones operada en los costos.
En consonancia con ello, en agosto de 2012, el gobierno intervino rebajando en $ 1.000 por tonelada el valor del biodiesel en el mercado interno, y aumentó las retenciones a las exportaciones en 10 casi puntos porcentuales, de 14,2% a 24%. Tal exacción provocó el rechazo masivo de las aceiteras productoras, reacción que llevó al Gobierno a corregir lo dispuesto originalmente, estableciendo una segmentación entre pequeñas, medianas y grandes empresas, promediando el 19,11%. Alícuota que dicho sea de paso, esta semana ajustó al 20,7%.
Para cumplir con la reciente resolución no hay problemas de producción, si en cambio las petroleras hacen hincapié en mayores costos que el nuevo corte implica.
Desde el punto de vista político y económico la determinación oficial tiene asidero, con su implementación se modera el volumen de importaciones que resultarían necesarias, al mismo tiempo de darle oxígeno al complejo industrial de biocombustibles, el que tuvo un crecimiento exponencial en los últimos años en nuestro país, merced al apogeo de la soja. Pero a la vez recientemente un tanto sacudido, por las restricciones a las importaciones aplicadas por España, (el principal cliente de biodiesel), a manera de represalia por la re-estatización de YPF, lo que a la postre junto a la reducción del precio interno antes comentado, se tradujo en un merma de rentabilidad empresaria.
Para el mediano y largo plazo todos los indicadores presagian perspectivas favorables para los biocombustibles argentinos; no obstante el sector no está libre de enfrentar obstáculos, los que pueden surgir tanto del escenario interno como por vicisitudes externas.
En lo inmediato, dentro el contexto nacional las limitaciones de crecimiento están signadas por la pérdida de competitividad, que afecta la rentabilidad de la producción en su conjunto. En el plano exterior las políticas proteccionistas de la Unión Europea suelen acarrear algunos inconvenientes, que a la larga son generalmente superados por las propias necesidades de la comunidad.
A propósito de ello, corresponde señalar que recientemente la UE dispuso crear un registro para apuntar las importaciones de biodiesel argentino, las que podrían ser sancionadas con aranceles extras si determinan que fueron subsidiadas, (algo que tiene poco asidero si consideramos que lejos de subvención la producción nacional es fuertemente gravada). Empero la normativa en principio tiende a generar incertidumbres en los operadores del viejo mundo.
La medida en cuestión fue adoptada por la Comisión Europea, como consecuencia de la investigación “antisubvenciones” iniciada el año pasado por el ente que entiende en importaciones de biodiesel, involucrando tanto a Argentina como a Indonesia, tras una denuncia presentada un octubre pasado por el Consejo Europeo del Biodiesel, en representación de productores que representan más del 25% de biodiesel que se genera en la UE.
En los fundamentos de la petición, argumentan que las retenciones diferenciales que rigen en Argentina, es a favor del biodiesel y en desmedro del aceite crudo de soja, lo que a criterio de los denunciantes constituye un subsidio.
Si bien el impacto de la resolución pesa en la coyuntura, difícilmente las pretendidas sanciones lleguen a aplicarse. A la endeblez de los fundamentos expuestos se le suma otro factor de mayor peso político y estratégico; entre Indonesia y Argentina representan el 90% de las importaciones de biodiesel de la UE, teniendo en cuenta la fuerte demanda en la materia de ese mercado y las limitaciones expuestas en la producción, hacen que restricciones de esa naturaleza carezcan de posibilidades de prosperar y, menos aún de persistir.

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