sábado, 4 de mayo de 2013


Brasil se prepara para ser el campeón mundial de la soja

El gigante sudamericano produciría este año más de 80 millones de toneladas de la oleaginosa.
Brasil, sexta potencia económica mundial se prepara para ser líder mundial en la producción de soja. Es posible que este año con una cosecha récord de 83,5 millones de toneladas Brasil supere a EEUU que hasta ahora era el campeón mundial. Sin embargo, Brasil podría tener ya un 20 por ciento más de producción si modernizase sus infraestructuras, sobre todo carreteras y puertos, algo que depende solo de la voluntad del gobierno. Hoy es posible ver hasta 24 kilómetros de camiones en fila en las carreteras para poder llegar de los lugares de producción, a los puertos, principalmente al de Santos para descargar la mercancía. Es más rápido que un producto llegue de China a Brasil que desde Mato Grosso a Santos.
Se calcula además que el transporte de una tonelada de soja le sale al productor 60 dólares más cara que en EEUU. A ello hay que añadir que existe la posibilidad de que la plantación de soja en Brasil pronto pueda doblar la producción actual. Bastaría, por ejemplo, dedicar una parte del terreno hoy destinado a pasto de ganado. La plantación de soja en Brasil ha crecido un 50 por ciento en los últimos diez años y la producción un 62 por ciento, según Agroconsult. El ritmo de producción de soja en Brasil ha superado este año al de los otros países del mundo, con un crecimiento anual de un 6 por ciento.
Toda la atención está concentrada ahora en la logística, que de no encontrar una solución, podría parar ese potencial de crecimiento único en el mundo, y hasta hacerlo retroceder. China, por ejemplo, ha anulado recientemente pedidos de soja a Brasil por problemas de logística. El gobierno está también intentando resolver otro problema grave en la producción de soja como el de las plantaciones en una parte de la selva desforestada. Se ha visto obligado a hacerlo porque empresas como la Asociación Brasileña de Industrias de Aceites Vegetales y la Asociación Nacional de Exportaciones de Cereales se habían comprometido ya en el 2006 a no comprar soja de áreas destruidas de la Amazonia. El gobierno llegó a usar helicópteros para vigilar aquellas zonas y consiguió parar la sangría, sobre todo porque Brasil no necesita destruir la selva para plantar soja ya que dispone de otros terrenos para ello.
Depende solo de Dilma Rousseff
El que Brasil se convierta ya en campeón de la soja mundial depende solo de una voluntad de las autoridades públicas para modernizar puertos, carreteras y ferrocarriles. Algo se está moviendo, ya que la presidenta Dilma Rousseff ha acabado cediendo y ha permitido la privatización de los puertos para intentar modernizarlos. Existe también un proyecto billonario para la construcción de carreteras y ferrocarriles.
El problema, no obstante, en estos proyectos es doble: la voluntad del gobierno de querer centralizar y controlar la inversión privada, algo que desmotiva a las grandes empresas extranjeras, y un exceso de burocracia que hace que se conviertan en eternos los procesos de concesiones que tienen a veces que pasar por varios organismos donde acaban tropezando para acabar en largos años de procesos judiciales. Ese es el gran desafío de las autoridades públicas de este país, uno de los más ricos en materias primas del planeta.

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