sábado, 11 de mayo de 2013



El Reino del Revés

Ya entonaba la célebre cantautora María Elena Walsh:
"Me dijeron que en el Reino del Revés 
nadie baila con los pies, 
que un ladrón es vigilante y otro es juez 
y que dos y dos son tres."

Es notable que una canción para niños escrita en 1960 pueda tener la descarnada actualidad de lo que estamos viviendo hoy en día. O acaso esas palabras aparentemente inocentes no le recuerdan a cierto país, con ciertas instituciones; si hasta parecen estar definiendo al Indec…
Y es que intento tomarme con humor una situación que es verdaderamente preocupante. Me refiero puntualmente al “blanqueo”.
El ciudadano común no tiene por qué ser un especialista en economía. Lo que hace es, junto a su familia, construir una “economía perfecta” que es ni más ni menos que la que se adapta a sus necesidades, a su bolsillo. Mal puede entonces comprender ese mundo invertido que le presenta el Estado con su puesta en escena de un supremo tribunal que proclama soluciones indiscutibles cual Sumo Pontífice, pero hace humoradas y toma revancha como un hincha de fútbol.
Y mientras esta puesta en escena se desarrolla, tras bambalinas cruzan las reformas judiciales, la inflación y los proyectos de ley para nuevas denominaciones de billetes de $500.
La familia rural observa esta imagen dantesca mientras prepara la cena, que es bastante más cara que el año pasado. Eso sí que lo entiende.
También entiende que los hijos no asisten a la escuela porque la Provincia no paga el trasporte escolar en zonas rurales. Igual, no importa, porque no son tantos los chicos de la zona rural, ¿no?
Lo que también entiende es que sembraron trigo, lo cosecharon, pero no lo van a poder vender. Y cuando vendan lo que alguna vez supo ser un commodity, se lo pagarán en peso (aunque en el resto del mundo se pague en dólares) Los dólares se los quedará el Estado como viene haciendo hasta ahora. Y claro, como el que manda siempre tiene razón, el Estado le convertirá cada dólar a 4 pesos (después de todo, hay que redistribuir, lo ajeno). Es que parece ser que hace un tiempo se encasilló a la ruralidad en una categoría de indeseable, al trigo porque es trigo y al productor… porque “tiene campo”.
Pero la familia rural también entiende que al Cartel que le vendió la cocaína al hijo de su amiga de la ciudad le reconocerán sus dólares mal habidos a $10 y además, recibirá un buen interés y pasará a convertirse en ciudadano respetable. Atrás quedará el “turbio pasado”.
Claro, es probable que con semejante panorama, alguien con dos dedos de frente se dé cuenta de la conveniencia de traficar armas, fauna silvestre o droga.
Eso sí, que ni se le ocurra ponerse a producir.

Maria Amelia Irastorza
Fundacion  Conciencia Interior

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