Fertilidad de los
suelos, manejo de nutrientes y cultivos alternativos
En el marco del 11º
Simposio de Fertilidad, el Dr. Hernán Sainz Rozas (INTA Balcarce) y el Ing.
Agr. Cristian Álvarez (INTA General Pico) compartieron trabajos a campo en los
que se evaluó la fertilidad de los suelos locales. Por su parte, Tom Jensen
(IPNI Canadá) y Gabriel Prieto (INTA Arroyo Seco) se refirieron al manejo de
cultivos alternativos como arveja, colza, garbanzo y lenteja.
Rosario, mayo de 2013. Durante la segunda
jornada del "Simposio Fertilidad 2013" se profundizaron conocimientos en cuanto a la fertilidad de los
suelos argentinos. En este sentido, y basado en un relevamiento específico, el
Dr. Sainz Rozas (INTA Balcarce) sostuvo que la mayor parte de los suelos del oeste, norte y sur de la región pampeana
presentan rangos de fósforo extractable de bajos a muy bajos. “Por el contrario,
la mayoría de los suelos de la región extra-pampeana presentan contenidos altos
o muy altos”, agregó.
En lo referente a calcio, magnesio y
potasio (aunque la disponibilidad de los mismos es actualmente alta), según el
especialista se debería comenzar a monitorear su contenido, fundamentalmente en
zonas como Entre Ríos y el noreste de Buenos Aires, así como también en
cultivos sensibles a su deficiencia o a la acidez del suelo.
Por otra parte, Sainz Rozas explicó que los niveles de zinc y boro en suelos bajo agricultura han disminuido
notablemente respecto de aquellos en condición prístina.
“El zinc podría
ser limitante en gran parte de la región pampeana, Córdoba, sureste de Santa
Fe, noreste y suroeste de Buenos Aires, mientras que el boro podría serlo en la
zona norte de la región. Es
importante destacar que la disminución de los contenidos de P-Bray en
los últimos 25 años ha sido más importante hacia el oeste y norte que al sur de
la región pampeana”, concluyó.
Llegado
su turno, y compartiendo el mismo panel, el Ing. Agr. Cristian Álvarez (INTA
General Pico) se refirió al manejo de los cultivos de cobertura y sus efectos
sobre la nutrición de suelos y cultivos, mostrando resultados de trabajos
realizados en la zona semiárida (inestable en cuanto a cuestiones hídricas).
“Una de las virtudes del uso de cultivos de
cobertura es la posibilidad de mitigar el efecto del monocultivo de la soja en
sistemas agrícolas”, explicó Álvarez, al tiempo que agregó: “No es sencillo introducir el concepto y esto
muchas veces tiene que con algunos mitos sobre los costos de la práctica y el
consumo de agua y disponibilidad de nutrientes (fundamentalmente nitrógeno) en
la secuencia de cultivos”.
Además, el experto
fue contundente en cuanto a que la principal problemática de la región es la economía del agua en los suelos, “situación
que muchas veces no se tiene en cuenta, esperando después ser eficientes en el
uso de nutrientes”.
Respecto del uso
de los cultivos de cobertura, el especialista destacó algunas variables a tener
en cuenta para su uso, como por ejemplo: el manejo de la fecha de secado y
fertilización; los rendimientos en función del ambiente y la cantidad de agua
que se logre administrar en el periodo entre cultivos de verano.
Culminando su
participación, Álvarez mencionó que el momento de secado impacta sobre la
productividad y que el uso de la fertilización mejoró la productividad de
materia seca entre un 40% y 100% en los materiales usados y ambientes
utilizados.
“El maíz presentó una mejora de entre 28% y
31% usando gramíneas de cobertura y del 28% al 45% para el caso de las
leguminosas utilizadas en los ensayos”, concluyó.
Nutrición de cultivos alternativos
Otro tema
desarrollado en el Simposio de Fertilidad estuvo vinculado con las temáticas
planteadas por el Ing. Agr. Gabriel Prieto del INTA (Arroyo Seco, Santa Fe) y
el Dr. Tom Jensen (IPNI Oeste de Canadá), en cuanto al manejo nutricional de
cultivos como arveja, lenteja, garbanzo y colza.
En primer
término, el Ing. Agr. Gabriel Prieto analizó el estado de la producción de
arveja en Argentina, destacando que existen unas 150 mil hectáreas sembradas,
ubicadas en el sudeste de Santa Fe, nordeste de Buenos Aires y parte de la región Pampeana. En
este sentido, el profesional del INTA indicó que –a pesar de tener un reducido
volumen comparado con la soja- la producción de arveja se encuentra en franca
expansión y orientada principalmente a la exportación, con un total de 125 mil
toneladas producida.
El especialista
también se refirió a los requerimientos nutricionales del cultivo alternativo,
haciendo hincapié en el suministro de nitrógeno y fósforo.
“Una correcta inoculación de la semilla con nitrógeno
se traduce en un mejor color, hojas más grandes, más biomasa y un mayor
rendimiento”, sostuvo Prieto.
Para concluir,
destacó el papel que juega el fósforo en el proceso de cultivo de la arveja y
dijo: “El fósforo es el nutriente con el
que se pueden lograr las mayores respuestas de rendimiento, dadas
fundamentalmente por la fijación de un mayor número de vainas por planta”.
Por su parte, en
la segunda jornada del evento, el Dr. Tom Jensen (IPNI – Northern Great
Plains), especialista en fertilidad de suelos en la región oeste de Canadá,
compartió su experiencia respecto del manejo nutricional de colza, arveja,
lenteja y garbanzo en las planicies centrales del país del Norte. “En el oeste de Canadá, similar a la
Argentina, los suelos son geológicamente jóvenes y el principal cultivo de
invierno es el trigo seguido en importancia por colza-canola”, explicó.
Luego de esta introducción, el especialista destacó que la aplicación de
fertilizantes para colza, arveja, lenteja y garbanzo casi siempre incluye
nitrógeno, fósforo, potasio y azufre a la siembra.
“La mayoría de los productores, decide las
dosis a aplicar basándose en el rendimiento objetivo y la experiencia local. Un
12% utiliza las recomendaciones de los laboratorios de análisis de suelo. Finalmente,
en un 10% de los campos son los asesores agrónomos quienes toman muestras de
suelo, las hacen analizar, y formulan las recomendaciones”, profundizó
Jensen, mencionando también que –por cuestiones climáticas- “la arveja es nuestra soja en Canadá”
Especificando sus
dichos, Jensen agregó que los productores de leguminosas tratan la semilla con
productos inoculantes que contienen las especies de rizobios adecuadas. “Si el nitrógeno disponible en el suelo es
muy bajo y las condiciones a la siembra son de suelo seco y frío, se puede
aplicar una dosis reducida como arrancador”, explicó. Y culminó: “En algunas áreas específicas -deficientes en
boro y zinc- se aplican bajas dosis para canola, y para arveja, lenteja y
garbanzo”.
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