domingo, 26 de mayo de 2013

Histórica sequía en Salta: industrias y negocios también sufren la crisis

Hay plantas procesadoras de poroto que directamente no abrieron sus puertas después de esta cosecha. Las pérdidas se calculan alrededor de los $3.200 millones y en muchos municipios de Salta ya se siente una ola de despidos.
Las pérdidas se calculan alrededor de los $3.200 millones y en muchos municipios de Salta ya se siente una ola de despidos, ya que las cosechas magras no alcanzan para generar fuentes de trabajo. Como explicó en la edición de ayer el productor agropecuario, Daniel Calamaro, que empezó a trabajar en el campo con su padre en 1989, “lo peor no llegó”.
Es que la crisis que primero afectó a los trabajadores temporales, que fueron despedidos o ni siquiera contratados en esta campaña agrícola, está afectando las economías satélites de la actividad.

“Los tractores están parados en los galpones desde hace tres meses, esto no se secó en una semana. Por eso no vas a ver a ningún cliente comprando repuestos en el negocio de Mario, que es todo un símbolo del desarrollo de esta ciudad de Embarcación”, reflexionó Calamaro, quien siembra alrededor de 7.000 hectáreas entre soja, maíz, poroto y chía. Este año, sus campos registraron pérdidas totales y tuvo que despedir cerca de 30 empleados.

Todavía más claro es el daño que afectó a las industrias procesadoras de grano. Justamente, su trabajo depende de los frutos de la cosecha, ya que ahí se procesa y empaqueta el grano. Ese es el caso de las plantas procesadoras de distintos productos que tienen los empresarios Agustín Vidizzoni y René Macedo. En una de sus plantas, Vidizzoni, según se publicó en la edición de ayer, tuvo que dar de baja a 30 empleados provisorios. Macedo, directamente, no pudo abrir su planta procesadora de porotos esta campaña.

“El problema no es solo la sequía, hay un problema de fondo. Pagando las retenciones que pagamos los del norte y el alto costo de los fletes se está haciendo un negocio prácticamente inviable. El Gobierno mira para otro lado y acá necesitamos una discusión muy profunda. Tenemos que solucionar eltema para que el productor pueda trabajar y prosperar en la zona, porque son gente del lugar, que deja trabajo y plata en el norte”, opinó Macedo.

Según publicó El tribuno, esto repercute particularmente en los pueblos del interior cuyas economías sufren una parálisis. Las consecuencias sociales se traducen en cuentas sin pagar en los almacenes, talleres y comercios. A su vez, esos comerciantes ya no reciben tantos clientes. Los mecánicos y gomeros al costado de las rutas están viendo que ya no pasan tantos camiones, porque no tienen grano para trasladar al puerto. “Desde que está el negocio de la exportación de poroto, este es el primer año que no se va exportar nada, ni un solo kilo de poroto saldrá de la Argentina, cuando el año pasado fueron 170 mil toneladas”, ejemplificó Agustín Vidizzoni.

La crisis empieza afectando los actores directos, como son los trabajadores rurales y los productores, continúa por las actividades que dependen del agro de forma indirecta y termina afectando a toda la economía. Desaparición de puestos de trabajo y falta de generación de nuevos empleos; congelamiento de inversiones y contagio en el comercio. La cadena productiva peligra en cada eslabón.

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