miércoles, 1 de mayo de 2013

Producción de Miel Orgánica

Cuando este producto es obtenido a partir de un sistema de pro­ducción sustentable en el tiempo, mediante el manejo racional de los recursos naturales, sin la utilización de productos de síntesis química y a su vez estas características pueden ser claramente identificadas por parte de los consumidores, a través de un sistema de certificación estamos hablando de MIEL ORGANICA, ECOLOGICA O BIOLOGICA.
La producción apícola tiene un importante impacto en la producción agrícola y forestal por su acción polinizadora, contribuyendo a aumentar la productividad de estos sistemas y aumentando la diversidad biológica. El ciclo de producción en los sistemas orgánicos es lo más cerrado posible, con un uso limitado de factores externos permitidos por la normativa vigente y cuyo objetivo es la sustentabilidad. La práctica de la apicultura orgánica tiene como objetivo lograr un máximo impacto positivo en el medio ambiente y un mínimo impacto negativo sobre los productos apícolas.
Como en otras producciones las especificaciones técnicas certificables no contradicen a las especificaciones obligatorias o reglamentarias sino que tienen por objeto diferenciar el Producto Certificado de aquellos obtenidos en producciones convencionales. Esta certificación puede ser utilizada como una herramienta comercial para: acceder a nuevos mercados, establecerse en mercados existentes, incrementar la venta de determinados productos o para lograr un valor agregado en los productos.
En lo que se refiere a la certificación de la miel orgánica es necesaria la aplicación de las bases establecidas en la Resolución 270/2000 de la SAGPyA durante no menos de dos años consecutivos considerándose como tal al producto del tercer año y sucesivos. Dicho período podrá ser reducido o extendido de acuerdo a los antecedentes comprobables en cada situación particular por parte de la empresa certificadora y con el consentimiento del SERVICIO NACIONAL DE SANIDAD Y CALIDAD AGROALIMENTARIA.
El estátus orgánico de los productos apícolas está estrechamente vinculado a la sanidad de las colmenas, al manejo general del apiario y a las condiciones microambientales del área de pecoreo y por lo tanto de su alimentación.
La unidad de manejo del establecimiento apícola es el apiario, o lugar físico de asentamiento de un grupo determinado de colmenas y/o núcleos. Los mismos deberán estar en zonas silvestres o en zonas con cultivos orgánicos certificados y a una distancia superior a 1,5 kilómetros de áreas con cultivos convencionales. La distancia hacia otras fuentes de contaminación (poblaciones, fábricas, etc) no deberá ser inferior a 3 kilómetros. Estos apiarios pueden ser fijos o transhumantes debiendo cumplir en cualquier caso los requisitos establecidos. Asimismo, es factible la coexistencia de un sistema productivo convencional y uno orgánico en el mismo o varios establecimientos de un productor, en cuyo caso no solo se exigirá la identificación individual de las colmenas en el sistema orgánico sino que será necesario llevar registros que permitan la discriminación absoluta entre ambos sistemas.
Las colmenas, núcleos y/o paquetes que ingresen en el sistema deberán provenir de establecimientos orgánicos certificados. En el caso de provenir de establecimientos convencionales o por caza de enjambres deberán cumplir un proceso de transición. La duración de este período está relacionada con el tipo de materiales que se utilizan para la instalación, fundamentalmente el origen de la cera, ya que en todos los casos que se utilice cera convencional el período de transición será de al menos un año. Esta es una de las principales limitantes en la producción de miel orgánica. Solo pueden ser utilizadas láminas de cera de origen ecológico producida en el mismo establecimiento o de cera ecológica externa certificada y es permitido el uso de cera convencional de origen confiable exclusivamente durante el período de transición. La cantidad de cera que proviene de la fundición de opérculos y/o de cuadros propios no es suficiente para cubrir los requerimientos de un establecimiento orgánico en etapa de crecimiento. Por otra parte, el uso masivo en la apicultura argentina de productos de síntesis para el control del ácaro Varroa destructor fundamentalmente piretroides que tienen una alta afinidad por la cera ( productos lipofílicos ) dificulta la obtención de cera orgánica certificada externa al establecimiento. Cuando se trata de compra de material vivo en sistemas de apicultura convencional se recomienda la compra de paquetes de abejas, que instalados en material nuevo y con laminados de cera orgánica requiere un período de transición de solo un mes que corresponde al recambio generacional. Si a su ves estos paquetes son adquiridos a empresas productoras de material vivo certificado por el PROAPI, tendrán la garantía de contar con material de alto potencial productivo.
En lo que respecta a los materiales inertes a ser utilizados en esta producción, no representan una limitante ya que la normativa indica que deben ser naturales y no contaminantes al medio ambiente, autorizando el uso de revestimientos vegetales. El uso de material de madera revestido con aceite de lino es una buena opción que se ajusta a los requerimientos y permite la preservación de los materiales. No es permitido el uso de coberturas de síntesis química o que incluyan metales pesados.
El manejo de las colmenas y la extracción de la miel deben realizarse de tal manera que permita que cada colonia después de la cosecha de miel, acumule sus propias reservas y que las mismas sean suficientes para la supervivencia de la colonia hasta las primeras entradas de néctar en la zona. No está permitida la alimentación con jarabes con fines de sustitución o incentivación. Solo se permite el uso de jarabes de azúcar de caña certificada ecológica o miel orgánica en aquellos casos en que por falta de alimento se vea amenazada la subsistencia del colmenar. Esta práctica deberá ser autorizada por la entidad certificadora en carácter de extraordinaria y solo podrá realizarse durante el período de letargo de las colmenas (lejos de la mielada). El uso de miel certificada ecológica en la alimentación de las colmenas debería realizarse luego de asegurarse de la ausencia de esporas de Paenibacillus larvae larvae mediante análisis de esas mieles para evitar la diseminación de la enfermedad Loque americana en los apiarios. En lo que respecta al manejo sanitario, al igual que en otras producciones orgánicas deberá basarse en la prevención de las enfermedades facilitado por una revisión periódica, la identificación individual de las colmenas y el uso de registros profilácticos.
La normativa hace referencia a la elección de razas resistentes y adaptadas a la zona. El PROAPI se encuentra trabajando desde 1992 en un Programa de Mejoramiento Genético cuyo principal objetivo ha sido la obtención de abejas adaptadas a diferentes ambientes con alta prolificidad de las reinas, bajo comportamiento defensivo y buena tolerancia a las enfermedades de la cría. En lo que se refiere a este último punto se han obtenido líneas de abejas con alto comportamiento higiénico, que es la capacidad de las abejas de detectar, desopercular y retirar cría muerta del interior de las celdas, disminuyendo la masa infectante dentro de la colonia. El uso de reinas nuevas y que presenten esta característica facilita el manejo de los apiarios en los establecimientos orgánicos, donde esta prohibido el uso de medicamentos de síntesis para el control de enfermedades (antibióticos, acaricidas, fungicidas, etc). Por otra parte, la recuperación de colonias afectadas por Loque americana o cría yesificada utilizando el método de cepillado y /o formación de paquetes sanitarios mediante los cuales se recuperan las abejas, se elimina toda la cría y se elimina y/o desinfecta el material inerte son utilizadas ampliamente en los sistemas orgánicos con muy buenos resultados.
En lo referente a Varroasis, la normativa recomienda no utilizar tratamientos curativos con bajos niveles de parasitismo, quedando explícitamente prohibido cualquier tratamiento preventivo o sistemático. Sin embargo, es ampliamente conocido que en zonas de clima templado es muy difícil mantener niveles poblacionales bajos de este ácaro sin la aplicación de una estrategia de control. Actualmente existen en el mercado productos orgánicos que están autorizados para ser utilizados en colonias para la producción de miel orgánica. Los principios activos más comúnmente utilizados son el ácido fórmico y los aceites esenciales. El PROAPI ha desarrollado productos acaricidas en base a dos ácidos orgánicos:
BeeVar: formulado con ácido fórmico en base gel. Se presenta en bandejas que permiten una liberación lenta del producto asegurando una permanencia en la colmena prolongada en el tiempo. Esto representa una de las más importantes ventajas en relación al uso de ácido fórmico líquido. Se recomienda su uso con temperaturas superiores a los 15 º C para facilitar su evaporación. Se utiliza fundamentalmente en primavera y otoño.
OxaVar: formulado con ácido oxálico en polvo hidrosoluble para disolver en agua destilada. Se administra en forma de jarabe y su formulación impide una rápida evaporación del agua, no es ingerido por las abejas. Alto poder acaricida. Se recomienda su uso cuando hay poca cría en la colonia. Se utiliza fundamentalmente en otoño e invierno.
En aquellos casos en que por cualquier motivo, los métodos naturales para el control de enfermedades no resulten efectivos y el riesgo de perder las colonias sea inminente, las mismas podrán ser tratadas con medicamentos de síntesis. Para esto las colonias deben ser aisladas en un apiario de aislamiento o cuarentena también llamado lazareto que debe estar lo suficientemente alejado de los apiarios de producción orgánica.
En todo el proceso de producción, extracción y almacenamiento de la miel orgánica, biológica o ecológica es necesaria una perfecta identificación de las colmenas, alzas y tambores que permitan la trazabilidad del producto. Esto tiene particular importancia en aquellos establecimientos donde paralelamente se realiza apicultura convencional y es necesario poseer separación física y temporal en los procesos de la miel convencional y orgánica. Los requisitos para los procesos de extracción y almacenamiento de la miel se ajustan a la normativa vigente para la miel convencional (Resolución Nº 220/95 Salas de Extracción, Acopio y Fraccionamiento de miel; Resolución GMC Nº 80/96 sobre Buenas Prácticas de Manufactura ). Se enfatiza la prohibición de repelentes químicos para el desabejado pudiendo utilizar humo o combustibles orgánicos, el soplado de aire y el cepillado o sacudida de alzas. La miel orgánica no podrá recibir en todo el proceso temperaturas superiores a los 40 ºC.
El consumo de productos orgánicos ha aumentado sensiblemente en el mundo. Muchos países europeos consideran que a pesar de tener un alto standard de vida, sus habitantes no acceden a alimentos de alta calidad. En el caso de la producción apícola, la combinación de cultivos geneticamente modificados, el creciente deterioro de los ambientes agroindustriales y los ataques de parásitos como Varroa destructor se ha constituido en los últimos años en una seria limitante para la obtención de miel orgánica en muchos países.
Argentina es actualmente el primer exportador mundial de miel y también el principal proveedor de alimentos orgánicos. Las variadas condiciones agroecológicas a lo largo de todo nuestro territorio, algunas de las cuales no se encuentran bajo explotación agrícola, la presencia de diferentes ecotipos de abejas adaptados a diferentes ambientes, sumado al trabajo que se viene realizando en alimentos orgánicos y al aggiornamiento de la apicultura argentina indican que nuestro país tiene una importante perspectiva en la producción de miel orgánica.

Ing. Agr. Alejandra Palacio

Unidad Integrada INTA-Facultad de Ciencias Agrarias – UNMdP. Balcarce. PROAPIIng.Agr. Enrique Bedascarrasbure
INTA-EEA Famaillá

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