viernes, 24 de mayo de 2013

Trigo: recambio varietal, entre las herramientas

 


 Frente al inicio de la campaña invernal, el productor se encuentra ante la disyuntiva de sembrar o no; de hacerlo, debe optar por un cultivo. Recién luego, el panorama en vez de acotarse se expande aun más, porque habiéndose decidido por sembrar y haberlo hecho por el trigo, debe disponer de un cultivar cuyo ciclo se ajuste a las exigencias del ambiente y, por qué no, a las del productor. A su vez, deberá optar por aquella fecha de siembra que le garantice alcanzar el rendimiento objetivo.

No menos importante es regular la sembradora, de modo tal que la densidad de siembra no sea ni excesivamente alta ni excesivamente baja, pudiéndose ver disminuido el rendimiento por una elevada competencia entre plantas o una limitada capacidad de compensación respectivamente.

Un ensayo se llevó a cabo en la campaña invernal 2012 en el Campo Escuela de la Facultad de Ciencias Agropecuarias (UNC). Se evaluaron dos variedades de trigo, una de ciclo largo-intermedio (BioInta 3004) y otra de ciclo corto (Klein Tauro).

La evaluación se prolongó a lo largo de cuatro fechas de siembra: 12 de abril, 3 de mayo, 24 de mayo y 14 de junio. A su vez, cada variedad se cultivó bajo dos densidades de siembra (125 y 250 semillas viables por metro cuadrado).

Cada unidad experimental (parcela) estuvo compuesta por cuatro surcos de cinco metros de longitud distanciados por 20 centímetros. En un lote sujeto a siembra directa, las distintas combinaciones de tratamientos se distribuyeron en parcelas divididas, correspondiéndole a las fechas de siembra la parcela principal y a la combinación variedad por densidad de siembra las sub-parcelas.

Se utilizó un diseño en bloques completos aleatorios con dos repeticiones. Se midió el rendimiento en grano (kg/ha) y se estimó el número de granos por metro cuadrado. La información fue sujeta al correspondiente análisis estadístico.

Resultados. En cuanto al rendimiento en grano, diferencias estadísticamente significativas se observaron entre las tres primeras fechas de siembra respecto de la cuarta y última fecha.

Las primeras fluctuaron entre los 1.500 y 2.400 kg/ha, mientras que en la siembra del 14 de junio se produjeron 800 kg/ha. La mayor producción se obtuvo en la siembra del 24 de mayo. Tanto a nivel de cultivares como de densidades no se observaron diferencias entre medias con significancia estadística.

Los rendimientos fueron bajos respecto de los brindados en un informe anterior ( La Voz del Campo , 22/02/13), lo que habla a las claras que el recambio varietal es una herramienta insustituible si se pretende alcanzar rendimientos cada vez más altos.

Aun así, recurriendo a materiales de distintos ciclos, en sus épocas agronómicamente superiores, se alcanzan rendimientos en grano equiparables. Tal como se viene observando en ensayos realizados con anterioridad, sembrar 125 semillas viables por metro cuadrado (una bolsa de cuarenta kilos) o 250 (dos bolsas) brindan el mismo resultado agronómico.

En cuanto a la fecha de siembra para la región, mayo resulta prospectivamente el mes que garantiza el contexto ambiental en el que el cultivo mejor expresa su potencial productivo.

Para la actual campaña y en base a los pronósticos climáticos, falta de lluvias hasta bien entrada la primavera e invierno templado, y de tener en mente sembrar trigo, la opción varietal debería recaer en un ciclo más bien corto de alto potencial de rendimiento, a implantarse a partir de mediados hasta fines de mayo con unos sesenta kilos de semilla por hectárea.

El autor es estudiante de Ciencias Agropecuarias (UNC); estebanirouleguy_@hotmail.com, bajo la tutoría del ingeniero agrónomo Ricardo Maich.

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