jueves, 11 de julio de 2013

Advierten que está en riesgo la salud de la gente por la negativa de importar trigo

El diputado radical Juan Casañas denunció que se está consumiendo trigo contaminado con una enfermedad denominada “fusarium”. Al parecer, casi un 30% de la cosecha está afectada y no cumple los estándares de calidad para producir harina. Acusan a Moreno por negarse a abrir las importaciones. Los números reales del trigo y las consecuencias de este mal para la salud humana.

La crisis que atraviesa actualmente el sector triguero en la Argentina está trayendo día a día distintos tipos de problemas impensados hasta hace muy poco tiempo atrás cuando el país se destacaba como un productor de excelencia del cultivo a nivel mundial.
Sucede que a la pobre cosecha registrada en la campaña 2012/13 (apenas 9,8 millones de toneladas), se suma ahora la aparición de enfermedades en trigo producto de la muy mala calidad del cultivo a partir del menor uso de tecnología y de problemas climáticos.
Al parecer, según indican algunas evaluaciones realizadas en diferentes regiones triguera del país, un 28% de la cosecha pasada quedó fuera de los estándares normales de calidad (fundamentalmente a causa de fusarium).
El primero en salir a advertir sobre el uso de trigo contaminado con “fusarium” fue el diputado nacional, Juan Casañas (UCR/Tucumán), quien proviene de la entidad técnica Aacrea y que entiende muy bien las consecuencias de dicha enfermedad.
“El ministro de Salud (por Juan Manzur) se calla sabiendo que por la falta de trigo se está haciendo pan con trigo enfermo con fusarium, que no es apto para el consumo humano; están poniendo en riesgo nuestra salud”, apuntó Casañas a La Política Online.
“El Gobierno está desesperado porque no puede sostener su relato. La realidad se les vino encima y lo que venimos advirtiendo desde hace años se cumplió: la Argentina no tiene más trigo”, aseguró el diputado tucumano que este año buscará renovar su banca.
Lo cierto es que esta situación comenzó a preocupar a los distintos operadores de la cadena triguera que ya no saben qué hacer para convencer al secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, que la mejor alternativa es abrir las importaciones.
Si bien no lo dicen públicamente, en el sector saben muy bien que al permitir que los molinos compren trigo en Uruguay se lograría una baja en el precio de los productos derivados en el mercado interno y se evitaría poner en riesgo la salud de la población.
Pero para Moreno el hecho de importar trigo sería una medida que dejaría en evidencia el fracaso de su política -aplicada de 2006 a la fecha- justo antes de las elecciones legislativas de octubre próximo en las que el kirchnerismo se juega su futuro político.
El trigo en números
En este contexto, LPO consultó al presidente de la Federación de Centros y Entidades Gremiales de Acopiadores de Cereales, Raúl Dente, para intentar averiguar cuáles son las reales existencias actuales de trigo en el mercado interno.
“Las existencias actuales de trigo se ubican en 2,8 millones de toneladas”, indicó Dente, y luego señaló que “de aquí a octubre/noviembre cuando comience la próxima cosecha, las necesidades de la molinería son de 2,3 millones de toneladas”.
Es decir, según los cálculos del representante de los acopiadores, que surgen de datos oficiales de las declaraciones juradas de los productores, debería haber un excedente de aproximadamente 700.000 toneladas.
Sin embargo, aquí es donde juega un papel clave el tema de la calidad y de las enfermedades del trigo. Esto porque en el mercado se desconoce por completo qué cantidad cumple con los estándares de calidad que requiere la industria molinera.
“En caso de que no haya trigo con calidad suficiente, no habrá Ley de Abastecimiento que valga, sino que se tendrá que importar de manera obligatoria para abastecer el consumo local”, alertó Dente.
Alerta, Fusarium
Débora Conde Molina, encargada del área de Investigación y Desarrollo de Granotec Argentina, preparó un informe, al que accedió este medio, en el que explica los efectos del fusarium sobre el grano y, en definitiva, sobre la calidad de la harina de trigo.
“El hongo fusarium afecta la calidad comercial e industrial de las harinas, degradando componentes importantes para los productos panificados. También genera toxinas perjudiciales para la salud humana y animal”, detalló la especialista.
“Tomando como base las regulaciones internacionales y sumando que existen metodologías sencillas para realizar controles, es siempre conveniente tener máxima precaución en la toxicidad de los productos y subproductos de trigo”, advirtió.
El fusarium se concentra en la periferia del grano por lo que con la molienda se disminuye un 40% la toxina en la harina. La toxina más importante es deoxinivalenol, la cual se relaciona con pérdida de peso, vómitos, diarrea, anemia y lesiones cutáneas.

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