martes, 9 de julio de 2013

Empresa de Brasil comenzará a exportar etanol en base a celulosa de caña de azúcar

La empresa de biotecnología brasileña GranBio Investimentos exportará el combustible que espera fabricar de la celulosa extraída de las plantas de caña de azúcar a partir del 2014 en lugar de intentar abastecer a vehículos en Brasil, dijo su presidente ejecutivo.

Brasil, el pionero global en la fabricación de etanol en base a caña de azúcar, no ha desarrollado políticas para promover los llamados combustibles de segunda generación que convierten material no comestible en combustible, dijo el miércoles Bernardo Gradin, presidente ejecutivo de GranBio.

"Existen nuevas reglas para el etanol en Estados Unidos y Europa ha iniciado una demanda garantizada por etanol celulósico. Brasil no tiene un programa así (...) exportar tiene más sentido comercial para nosotros", agregó en diálogo con Reuters en el marco de una cumbre de etanol en Brasil.
El Estándar de Combustibles Renovables de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos exige la entrega de 21.000 millones de galones (79.000 millones de litros) de biocombustibles avanzados al 2022, una meta que muchos han considerado tan alta que no es realista para una industria que apenas está produciendo a escala comercial.
El Ministerio de Agricultura de Brasil estima una producción nacional anual de 100 millones de litros de biocombustible celulósico al 2015.

Aunque los mercados de biocombustibles de segunda generación son relativamente desconocidos, analistas han estado esperando un repunte en las exportaciones brasileñas de etanol a Estados Unidos desde la decisión de Washington el año pasado de poner fin a una elevada tarifa a los biocombustibles extranjeros.
Gradin dijo que GranBio está manteniendo la fecha estimada de inicio de su primera planta de etanol celulósico, con capacidad para 82 millones de litros en el noreste de Brasil, para los primeros cuatro meses del 2014.
La compañía planea luego abrir una nueva instalación cada año en los próximos cuatro meses, una inversión de 2.000 millones de dólares.

Fuente: Reporte de Caroline Stauffer y Lucas Iberico-Lozada; Traducido por Maria Cecilia Mora. Editado por Javier Leira.

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