Soy coordinador de la Comisión de Agricultura de la zona Mar y Sierras del Movimiento CREA. La situación financiera resulta, en la mayoría de los agricultores, apremiante luego de los pobres resultados de la cosecha fina del año pasado y de una cosecha gruesa bastante errática.
Hay una situación de gran descapitalización en el sector que se combina con una gran incertidumbre respecto de los precios del trigo que se obtendrán en el momento de cosecha. Hoy, con precios de 190 dólares por tonelada de trigo, para enero de 2014, son pocos los ambientes donde se podrían cerrar negocios de alquiler para siembra del cereal. Cuando se hacen los números para la cosecha fina, la única posibilidad para obtener rentabilidad consiste en bajar sensiblemente los alquileres, un proceso que lleva tiempo y que puede determinar que finalmente se siembre soja.
Lo ocurrido con la sanidad en la campaña 2012/2013 tendrá un peso considerable. La experiencia con el trigo y con la cebada fue muy dura, por el impacto de los ataques fúngicos. Las extraordinarias lluvias ocurridas durante el ciclo del cultivo determinaron que la cebada alcanzara calidades que, en muchos casos, ni siquiera llegaron a ser forrajeras. En el caso del trigo, los altos niveles de fusarium dieron lugar a que la mercadería sufra fuertes castigos comerciales.
De cara a la nueva campaña, el productor deberá analizar la situación con detenimiento, tanto en campo arrendado como propio, porque el negocio agrícola se presenta muy ajustado. Además, será importante no tomar todo el riesgo y buscar la forma de compartirlo.
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