jueves, 11 de julio de 2013

URUGUAY: "El desempeño reproductivo del Merino Australiano es relativamente pobre, inferior"



Salto - El Pueblo – El desempeño reproductivo del Merino Australiano depende de las condiciones ambientales y de alimentación.
El responsable del grupo de Ovinos y Lanas de la Estación Experimental “Dr. Mario A. Cassinoni” (Eemac) de la Facultad de Agronomía, UdelaR Paysandú, Ing. Agr. Gianni Bianchi, junto al Ing. Agr. José Rivero, aportaron  a El Pueblo un elaborado informe experimental acerca de la raza Merino Australiano, donde explica cómo mejorar el desempeño de la misma.
DESEMPEÑO REPRODUCTIVO.
“Hemos escuchado hasta de los propios criadores que el desempeño reproductivo del Merino Australiano es relativamente pobre, inferior al Corriedale y los mellizos son ocasionales durante las pariciones, aún con encarneradas de otoño”, indicó Bianchi, agregando que “por el contrario, estamos convencidos que ello no está asociado a la raza en sí mismo, sino a las condiciones ambientales, en particular la alimentación, en que se desarrolla la cría de esta raza en el Uruguay”. Asimismo señala que “toda la información experimental que analiza el desempeño de esta raza con otras razas laneras o doble propósito que se crían en el país (salvo el Dohne) concluye que en iguales condiciones de alimentación, sanidad y manejo, la diferencia entre esas razas desde el punto de vista reproductivo es ligera y por tanto no significativa. 
Por supuesto que existen diferencias en cantidad y calidad de lana (por animal y por unidad de superficie) y también en el crecimiento de los corderos, pero no necesariamente en el número de corderos producidos relacionado con el número de ovejas servidas.
También existen diferencias importantes dentro de una misma raza y algún lector quizás recuerde que tal o cual rebaño, por ejemplo: Corriedale, produce muchos más corderos que tal o cual rebaño Merino Australiano. Sin embargo, para el promedio de las razas, esas diferencias se minimizan bastante”.
LANA FINA Y CORDEROS DE RÁPIDO CRECIMIENTO
Bianchi explica por qué es importante discutir esto, “en primer lugar desmitificar que el Merino presenta pobre desempeño reproductivo (entre otras cosas, porque no produce mellizos), hecho que está bastante arraigado y que se debe a nuestro entender a la zona donde predomina el Merino en Uruguay que es el basalto y dentro de éste la región superficial. En segundo lugar porque consideramos que el Merino en buenas condiciones de alimentación y con un manejo adecuado es capaz de lograr guarismos de señalada significativamente superiores a lo que habitualmente presenta. 
Hecho que sumado a la decisión  de destinar a cruzamientos las ovejas de mayor micronaje del rebaño y las que presenten algún defecto inadmisible por lana, determina que esta raza se posicione dentro de las razas tradicionales, en el primer lugar para lograr la doble especialización productiva: lana fina de excelente calidad y corderos de rápido crecimiento y precoces”.
EXPERIENCIAS CON REBAÑOS EN LA EEMAC.
Por otra parte el informe explica que ha venido ocurriendo en los últimos 4 años en la Eemac con rebaños Merino Australiano, provenientes de dos predios comerciales.
Bianchi comentó algunos problemas ocasionados una vez que las ovejas arribaron a la Eemac. “La mayor susceptibilidad de problemas podales de la oveja en suelos pesados con alta proporción de mejoramientos y carga elevada, como normalmente se manejan los animales en la Experimental.
Este hecho es notorio si la raza es Merino Australiano. Si bien hay establecimientos que tienen más controlada la enfermedad, e incluso otros que la han erradicado, aunque ciertamente en lugares donde todos los factores predisponentes se manifiestan en su máxima expresión, lo común es controlarlo y saber convivir con el problema. 
Dicho esto, no resulta raro el número de animales Merino tras 3 años en las condiciones señaladas; aunque tampoco se descartan diferencias de manejo o aún genéticas entre predios. De hecho en el rebaño B, de un año a otro, prácticamente no hubo refugo y venta de animales por problemas podales. A esto cabría agregar las ovejas con montas robadas en el propio establecimiento y que ya estaban preñadas al momento de arribar a la Eemac (hecho no tan raro en establecimientos grandes, con problemas de alambrados y/o falta de control de los carneros fuera de la época tradicional de servicio), algunos ataques de perros, dada la cercanía de la Experimental a centros poblados y los infaltables “amigos de lo ajeno” ante lo cual pareciera que nada se puede hacer.
De todas formas y a los efectos del tema que queremos abordar los resultados son por demás interesantes. Se observa que para el mismo rebaño (B) el hecho de permanecer un año en la Experimental con mejor comida y por ende con mayor peso al servicio (sólo 1,8 kg más) se disminuyen las ovejas falladas en 25 puntos porcentuales.
No quiere decir que si seguimos aumentando el peso, la respuesta resulte lineal, lo que ocurrió en este caso, fue que estábamos muy cerca del peso vivo considerado crítico para la raza, donde pequeños incrementos de peso, logran efectos importantes en la fertilidad.
Lo más llamativo es comparar el desempeño de los rebaños B y C con el rebaño A3. Se puede esgrimir que son pocos animales para el tipo de carácter que estamos discutiendo. Cierto, pero no es menos cierto que 38% de mellizos no es nada común en Merino, al menos en Uruguay. Para no quedarnos con este dato, en el Cuadro 2, se presenta el desempeño de este mismo rebaño durante los 3 años (2010-2012) anteriores.
RESULTADOS.
Los resultados son por demás elocuentes y más allá de traslucir la necesidad de “pensar” sistemas de producción (incluyendo el personal de campo) preparados para trabajar con rebaños que paran más de un 20% de mellizos, dan una idea bastante diferente a la que comúnmente se tiene de la raza Merino. Si a esta información le agregamos la producción de carne que se puede alcanzar en Uruguay cruzando el excedente de ovejas Merino y las descartadas del circuito lanero, entendemos por qué los corderos que Australia exporta a los mercados más exigentes del mundo son mayoritariamente provenientes de cruzamientos con madres Merino Australiano. 
Los resultados desmitifican el hecho de que no se pueda producir carne a partir del Merino, lo que resulta evidente es que para hacerlo hay que realizar cruzamientos y sobre todo elegir la raza (o una de las razas disponibles localmente) adecuada. Esto no implica dejar de lado la especialización en lana fina, sino, no perder el potencial de la raza en complementación con otra que es deficiente en lana, pero excelente en producir carne y lograr la terminación necesaria precozmente.
Otra posibilidad – también evaluada en la Eemac es la creación de hembras F1 prolíficas con sangre Finnsheep. Para ello los productores que se especializan en la cría del Merino, pueden también recurrir al uso de carneros Finnish Landrace sobre el descarte y/o excedente y vender los corderos machos y las hembras (ya demostrado su valor reproductivo en la Eemac) a aquellos que – con mejores campos y oportunidades de mejorar la comida – deseen desarrollar intensiva y eficazmente la producción de carne. 
En cualquier caso, la especialización (y por qué no, las alianzas productivas), surge clara y el Merino estaría en muy buenas condiciones de sacar dividendos al respecto”.

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