lunes, 12 de agosto de 2013

Casi U$S 1.000 millones menos

Un experto advierte sobre la caída en las exportaciones de la cadena triguera en la primera parte del año.
El país sufre una fuerte escasez de trigo que se encuentra claramente reflejada en el precio que viene teniendo el cereal en el mercado interno, muy por encima de sus valores de paridad internacional.
  
   Para conseguir trigo de calidad en mercados institucionalizados deben desembolsarse más de 400 dólares por tonelada, un 60% más de lo que se debe pagar en Estados Unidos o en cualquier otro país productor del mundo. La otra opción es tener paciencia y esperar hasta que ingrese la producción de la nueva campaña al mercado, aunque eso llevará los meses que transcurran hasta diciembre.
  
   El hecho de que el país disponga del trigo más caro del mundo tiene que ver con dos circunstancias desafortunadas. La primera está asociada a un ajuste realizado por el propio mercado frente a la doble intervención que viene ejerciendo el Gobierno (impuestos y cupos de exportación), interferencia que ha restado incentivos a los productores a canalizar recursos hacia su producción.
  
   Es bueno advertir que esta doble intervención ha tenido un costo elevado para los productores: un monto por tonelada que han dejado de percibir que ha representado, según los meses, entre el 35% y el 50% del valor del cereal.
  
   La falta de incentivos ha quedado cristalizada en la muy reducida, en términos históricos, área sembrada de este último ciclo productivo (3,2 millones de hectáreas según el Ministerio de Agricultura frente a casi 6 millones de hectáreas en los ‘90).
  
   La segunda circunstancia para tener el trigo más caro del mundo obedece a una situación ajena al manejo de los actores de la cadena y tiene que ver con condiciones climáticas que no han sido favorables, que han dañado la calidad del trigo ya producido.
  
   En este 2013, además, se está observando un fuerte ajuste en las exportaciones y, por ende, en las divisas que aportará el complejo. De acuerdo al Indec, las exportaciones del cereal han totalizado 757 millones de dólares en los primeros cinco meses, menos de la mitad que el año pasado.
  
   Pero el ajuste externo no se acaba en las menores exportaciones de trigo. También se están viendo fuertemente afectadas las exportaciones de harina de trigo. De acuerdo al organismo oficial, sus ventas globales se han reducido de 143 millones de dólares a 50 millones de dólares en el período bajo análisis. Para la industria molinera el impacto de este ajuste externo está siendo doloroso.
  
   La consecuencia de lo sucedido con las exportaciones de trigo y de harina de trigo es que en los primeros cinco meses de 2013 el complejo ha reducido sus exportaciones en 930 millones de dólares, cifra que representa un 1,1% de las exportaciones totales del país y el 7% del saldo de la balanza comercial del año pasado.
  
   En síntesis, el infortunio climático y la continuidad de una política económica de consecuencias previsibles se han conjugado este año de forma tal de lograr una situación de escasez de excepción en el mercado argentino del trigo, con consecuencias que exceden a las economías de los propios actores de la cadena.
  
   En un año en el que el control de la inflación y la generación de divisas son temas dominantes en la agenda económica, resulta casi un pecado imperdonable que el trigo cueste 200% más que el año pasado (presionando los precios de una gama amplia de productos que integran la canasta básica de consumo) y que la cadena contabilice en los primeros meses del año un pérdida de divisas de más de 900 millones de dólares.
  
   Nota de Redacción: el autor es economista jefe del IERAL, de la Fundación Mediterránea.

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