martes, 20 de agosto de 2013

Cuando desaparezcan las abejas

Albert Einstein, sin relativizaciones, dijo: «Cuando se muera la última abeja, cuatro años después, desaparecerá la especie humana». Esa frase suena exagerada, de hecho lo es, pero sin lugar a dudas cuando se muera la última abeja gran parte de la humanidad estará en riesgo. Lo que sucede es claro, las abejas son las responsables [...]
Albert Einstein, sin relativizaciones, dijo: «Cuando se muera la última abeja, cuatro años después, desaparecerá la especie humana». Esa frase suena exagerada, de hecho lo es, pero sin lugar a dudas cuando se muera la última abeja gran parte de la humanidad estará en riesgo.
Lo que sucede es claro, las abejas son las responsables de la polinización de al menos un tercio de los alimentos que consumimos los humanos. Por este rol que juegan las abejas como insectos polinizadores, es que el síndrome de desaparición de colmenas (ó CCD por sus siglas en inglés – Colony Collapse Disorder,) ha preocupado y ocupado en los últimos años no sólo a apicultores, agricultores y científicos en todo el mundo; sino que alcanzó notoriedad a nivel del conjunto de la sociedad.
Entre los factores más sospechosos para la aparición del CCD figura la modificación de los factores ambientales por el hombre.
Dos aspectos son los más preocupantes, pero no los únicos, los problemas de nutrición de estos insectos, causados por la agriculturización, y la aplicación no responsable de los plaguicidas.
Cuando muera la última abeja
Cuando muera la última abeja, los manzanos dejarán de dar sus frutos, si tenemos en cuenta los resultados del trabajo realizado por el Ing. Agr. Salvador Sangregorio y colaboradores, de la Estación Experimental Agropecuaria del INTA Alto Valle.
En este trabajo se constató que en los árboles que se aislaron de las abejas se desarrollaron unos pocos frutos siendo su rendimiento virtualmente cero.
Por otra parte, en ensayos sobre árboles de peras de la variedad Abate Fetel, se pudo determinar que en los perales donde no ingresaron abejas el rendimiento cayó un 40 por ciento.
Otros cultivos evidenciaron similar respuesta: almendros, colza y vicia, entre otros, disminuyeron su producción sin la intervención polinizadora de las abejas.
Consultada sobre el tema, la Dra. Marina Basualdo, investigadora y docente de la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Centro de la Provincia de Buenos Aires e integrante del PROAPI del INTA, expresó: “Un tercio del alimento que se consume en el mundo depende de la polinización por abejas para su producción. A pesar de la importancia de la temática en nuestro país, a diferencia de los países desarrollados, la investigación es escasa.”- y enfatizó- “El desafío como país productor de alimentos es lograr el desarrollo de investigación y tecnología, por un lado, y por otro aunar esfuerzos para concientizar a los diferentes actores involucrados en los sistemas productivos de las amenazas que perjudican a las abejas y consecuentemente la producción de alimentos.”
¿Por qué desaparecen las abejas?
Los científicos investigan desde hace años la desaparición de las abejas y han detectado más de una docena de factores negativos que inciden por separado o en conjunto (“efecto cocktail”):
Insecticidas: dos recientes estudios publicados en la revista ‘Science’ señalan que el uso extendido de los insecticidas neonicotinoides han afectado de forma negativa a las colonias de abejas y abejorros. Estos pesticidas, introducidos a principios de los años noventa del siglo pasado, se han generalizado para el control de plagas en los cultivos de todo el mundo.
Productos químicos: diversos estudios han demostrado que algunas sustancias pueden afectar al sentido de la orientación, la memoria o el metabolismo de las abejas.
Nosema Ceranae: la presencia de este hongo en las colmenas mata a las abejas y favorece otros factores letales para estos insectos, como el ácaro parásito Varroa. Así lo señalaba un estudio de la revista Applied and Environmental Microbiology.
Parásitos: además del mencionado Varroa, otros parásitos, como un pequeño escarabajo que daña las colmenas, causarían más daños que hace décadas.
Contaminación del aire: reduce la potencia de los mensajes químicos que emiten las flores y a las abejas y otros insectos les cuesta más localizarlas, según un estudio de la revista Atmospheric Environment. Sería un círculo vicioso: si no encuentran las flores no comen bien, mientras que las flores no se reproducen al no polinizarse.
Cambio climático: podría agravar la situación de varias formas, como la alteración en el tiempo de floración de las plantas o la cantidad y época de lluvias, que afectaría a la cantidad y calidad del néctar.
Especies invasoras: abejas de otras regiones, como la africana o la asiática, se han introducido en Estados Unidos y Europa, respectivamente, y dañan a las especies autóctonas.
Campos electromagnéticos: las emisiones de postes eléctricos podrían confundir a las abejas.
Las abejas desaparecen en todo el mundo desde hace décadas y, en los últimos años, el ritmo se ha acelerado. La situación es mucho más grave que quedarse sin miel: la mayoría de los alimentos que consumimos, o muchas plantas que ofrecen servicios esenciales en los ecosistemas, no serían posibles sin la polinización de estos insectos. Es hora de cuidar a las abejas.
Escrito por Damián Morais para www.infoclima.com

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