sábado, 17 de agosto de 2013

Gremialismo Rural

Al mejor jugador se lo deja otra vez fuera del partido

Al sector que provee más del 50 por ciento de las divisas que ingresan en el país en concepto de exportación de bienes lo quieren dejar fuera del partido. El que más goles hizo en estos últimos diez años con récord de producción y precios internacionales como pocas veces se ha visto no sólo que [...]
Al sector que provee más del 50 por ciento de las divisas que ingresan en el país en concepto de exportación de bienes lo quieren dejar fuera del partido. El que más goles hizo en estos últimos diez años con récord de producción y precios internacionales como pocas veces se ha visto no sólo que no será titular sino que, ni siquiera, estará sentado en el banco de suplentes.
Esta suerte de metáfora futbolera no es otra cosa que la conclusión de lo que dejó el discurso de la presidenta Cristina Kirchner en Tecnópolis, el miércoles pasado, cuando dijo que quería sentarse a discutir “con los titulares y los directores técnicos, no con los suplentes” para discutir eventuales cambios en la política económica. Consideró que los protagonistas eran los bancos, la UIA y los gremios. Dos veces lo dijo y excluyó al sector agropecuario de esas enumeraciones. Curiosamente el acto había sido convocado para presentar un programa de agregado de valor para el campo y la entrega de combis para escuelas agrotécnicas.
Es extraño lo que sucede con la Presidenta. Cuando recibe a empresarios de la actividad -fabricantes de maquinaria agrícola o de la industria de agroquímicos- expone su idea de que la Argentina tiene un papel estratégico en la producción mundial de alimentos, que es imprescindible la tecnología y que se debe agregar valor. De hecho, alienta un incremento de la producción de granos de 100 a 160 millones de toneladas para 2020. Sin embargo, sus decisiones económicas provocan exactamente lo contrario: por la presión impositiva, las trabas al comercio y la pérdida de competitivad la producción agropecuaria está en proceso de estancamiento. Eso se vio en la última cosecha de trigo, con 8,5 millones de toneladas y podría repetirse con el maíz para el que ya se están pronosticando una caída del área de siembra de entre el 3 y el 10 por ciento.
A Cristina Kirchner le quedan dos campañas agrícolas hasta que termine su mandato en diciembre de 2015. No parece ser la mejor estrategia dejar fuera del partido al sector que reacciona con más rapidez a las señales positivas de la economía. Los dólares que necesita para equilibrar la balanza comercial, erosionada por las crecientes importaciones de combustibles, pueden provenir del agro.
Una parte del magro resultado electoral del kirchnerismo en las PASO del domingo pasado se explica por el deterioro de la economía, según la opinión de los analistas políticos. En los principales distritos de la pampa húmeda, como informó LA NACION esta semana, el oficialismo perdió por 20 puntos frente a los candidatos de la oposición. Pero no sólo eso, en provincias afectadas por la crisis de las economías regionales -como Mendoza, San Juan y La Rioja- el oficialismo perdió o tuvo una magra performance, como Salta o Jujuy.
En ese contexto, la Comisión de Enlace anunció que seguirá con su plan de lucha, que, en rigor, habría que decir plan de acción, porque no hubo acuerdo para lanzar una medida de fuerza. Uno de los aspectos más interesantes del plan es que los dirigentes elaborarán documentos conjuntos sobre la situación y los problemas del campo para ser presentados ante los candidatos a legisladores en las elecciones de octubre próximo. Muchos deberán definir su posición respecto de la política agropecuaria.

resumen

  • 93,2%
    Carne

    Ese porcentaje del total de producción de carne vacuna se destina al mercado interno

la frase

  • Eliseo Rovetto
    Director de FAA

    “La realidad de Salta y de Jujuy, por la sequía y las heladas, es desesperante”.-





Alarma: sin renta se cae todo el sistema productivo

En su afán por superar los límites, o mejor dicho violentarlos, el kirchnerismo logró imposibles. Es por todos conocido el descalabro realizado con la pérdida de millones de cabezas en el stock vacuno o la menor siembra de trigo en 110 años, después de realizar durante seis años un paquete de restricciones bastante parecido a [...]
En su afán por superar los límites, o mejor dicho violentarlos, el kirchnerismo logró imposibles. Es por todos conocido el descalabro realizado con la pérdida de millones de cabezas en el stock vacuno o la menor siembra de trigo en 110 años, después de realizar durante seis años un paquete de restricciones bastante parecido a un plan de exterminio.
Ahora logró un nuevo hito: bajarles el copete a los chacareros argentinos. Lo que no es poco, si se tiene en cuenta la última medición del Centro de Estudios en Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral, de Rosario, que determinó que debe haber pocos sujetos económicos en el país con mayor autoestima, confianza y optimismo.
Los agricultores de esta muestra representativa de la zona núcleo de la pampa húmeda, que promedian 48 años de edad y que por la encuesta comparada con la Universidad de Purdue son 8 años más jóvenes que los farmers norteamericanos, no tienen mayores complejos en considerarse los mejores del mundo.
Sin embargo, tienen el ánimo por el piso. ¿Cuál será el costo que terminará pagando el país por tener paralizada a esta fuerza emprendedora?
En el último Congreso de la Asociación de Productores en Siembra Directa (Aapresid) se pudo apreciar esa “fuerte sensación de agobio, un estado que se corresponde con esos días nublados, fríos y con neblina de otoño”, según la descripción del hasta ahora eterno optimista Miguel Calvo, presidente de Acsoja.
Los productores que llenaron las salas de conferencias sobrellevan la certeza que el sistema de alta presión impositiva, retenciones a las exportaciones, inflación de costos y atraso cambiario no tendrá modificaciones en los próximos dos años, por lo menos. Una mochila demasiado pesada para enfrentar la continua baja de la cotización de los granos en la Bolsa de Chicago. Esta semana, por el maíz de la próxima cosecha los exportadores ofertaron 150 dólares por tonelada con entrega abril y mayo. Lejos de los 195 dólares de hace un año, cuando la sequía afectaba a la agricultura norteamericana. Descontando fletes, comisiones, secadas y gastos de liquidación, los precios netos que reciben los productores se mueven en los 100 dólares para el oeste bonaerense y menos de 90 dólares para el norte argentino. Con estos valores quienes sacaron los márgenes y los rindes de indiferencia de la próxima cosecha gruesa experimentan una angustia similar a la que sufrieron en alguna de las últimas secas.
La renta está fuertemente jaqueada en todos los esquemas productivos. En la primera línea de fuego están aquellos que trabajan los campos marginales, de menor aptitud agrícola, y que alquilan más del 70% de la superficie. Un trabajo de CREA va todavía más allá. Afirma que por el aumento de los costos, la baja de precios y los derechos de exportación, el maíz sería sólo rentable en un 25% de las zonas productivas. Concluye, por ejemplo, que en Carlos Tejedor, oeste bonaerense, el maíz debería rendir 18% más que el promedio de las últimas seis campañas para cubrir los costos. Claro, sin retenciones, el maíz daría renta positiva con los rindes promedio en casi todas las zonas productivas.
A todo esto hay que agregar que si la situación económica de los cultivos es alarmante, las finanzas de los productores no se queda atrás. En el circuito comercial es notorio cómo reapareció el pedal financiero y el alargamiento de los plazos de pagos como resultado de un menor capital de trabajo en manos de los productores. Las dos últimas campañas agrícolas golpearon a buena parte de ellos, en especial a los del Norte.
A César Belloso, presidente de Aapresid, habrá que agradecerle que en sus palabras de apertura del XXI Congreso no gambeteó la situación y se encargo de poner nuevamente el caballo adelante del carro. Dijo: “Si no hay rentabilidad económica de nada vale disponer de un sistema sustentable en lo productivo ambiental”. La estructura productiva más eficiente sólo se pone en funcionamiento con la llave de ignición de la renta. Las palabras de Belloso oficiaron como una válvula de escape que ayudaron a descomprimir el clima de los participantes. No sonaron como un reclamo sino como una alarma. ¿Será algo más audible para el Gobierno?
El estado de ánimo de “día frío y nublado de otoño” de los chacareros se traduce en los hechos en una gran prudencia. Cautela que los vendedores de insumos y maquinaria, y hasta algunos de los propietarios de campos inferiores que quedaron todavía sin alquilar no dudarían de catalogar de exasperante. Según fuentes del mercado, esta actitud es la que tiene retrasada todas las operaciones de compras de insumos y contrataciones en por lo menos un mes. En el norte, las ventas anticipadas de insumos fueron la mitad de los últimos años. “Ni siquiera compraron glifosato que, como se sabe, tendrá un incremento de por lo menos un 25% en noviembre por la menor oferta de China debido al cierre de plantas chicas que no cumplían las exigencias ambientales. Comienza a pesar más lo financiero que lo comercial”, informaba Luis Calvo (h.), de Agros Soluciones, con fuerte presencia en el Norte.
Es lógico entonces que el retraso en las operaciones y la cautela abran un fuerte interrogante sobre la superficie trabajada para la próxima campaña.
Las alarmas de la agricultura están prendidas. Anuncian el próximo descalabro que se traducirá en nuevas pérdidas en el suelo, en los productores y en el país. Nadie gana.

RESUMEN

  • 25%
    Leche en polvo
    Es la caída en el volumen de las exportaciones en el primer semestre del año.

LA FRASE

  • “La falta de respuestas del Gobierno nos lleva a evaluar un nuevo paro”
    Rúben ferrero
    Presidente de Cra.-




El agro ya no resiste el impacto de las retenciones

La caída en los precios internacionales, el aumento en los costos de producción y la mayor presión tributaria forman una ecuación en la que el resultado prevé una caída en la actividad agropecuaria.
“Quiero a los titulares para discutir”, dijo la presidenta Cristina Kirchner el miércoles en Tecnópolis en un discurso en el que defendió el rumbo económico y citó y desafió a tres actores: bancos, industriales y sindicatos. Llamó la atención que no nombró al campo, el sector más dinamizador de la economía del país.
Y del campo, el fisco se nutre de retenciones. La campaña agrícola 2012/13 generó ingresos al fisco de 10.000 millones de dólares por derechos de exportación.
Pero la presión tributaria en el campo ha llegado a un nivel tan elevado que, sumada a los bajos precios internacionales y al aumento en los costos de producción, hacen intolerables las retenciones a las exportaciones agropecuarias. Y así se está matando la gallina de los huevos de oro. Y para muestra vale un estudio de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires, publicado por LA NACION, que señala una baja del 3 por ciento en el área sembrada, aunque sectores privados la elevan a un 10 por ciento.
Varios economistas consultados señalan que para que el negocio agrícola cierre, lisa y llanamente deberían eliminarse por completo los derechos de exportación y otros piensan en una reducción parcial.

No resiste análisis

Según el IIE-SRA de los 10.000 millones de dólares que ingresan al fisco en concepto de retenciones, 810 millones corresponden al maíz. “Quitar las retenciones no sólo permitiría incorporar algunas zonas a la producción, sino que en otras regiones el productor podría pensar en salir de esa actitud defensiva en la aplicación de tecnología”, dijo a LA NACION Ezequiel de Freijo, economista de la entidad. Para el analista, “hoy la permanencia de las retenciones en toda la cadena de valor del maíz no resiste el menor análisis”.
Para el economista de la Rural, una baja en las retenciones generaría una reactivación de la actividad económica del interior, y por lo tanto de su agroindustria; garantizaría la estabilidad laboral de miles de trabajadores y contribuiría a que las industrias dispongan de los dólares que necesitan para importar los bienes que necesitan para crecer y mantener las fuentes de empleos en las ciudades.
Ricardo Negri (h), de la Asociación Argentina de Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola (Aacrea), coincide en que de darse una baja en los derechos de exportación, “ésta se trasladaría no sólo al productor agropecuario, sino también a los distintos actores de la cadena, que verían incrementados sus ingresos como proveedores a clientes con mayor capacidad de pago, lo cual se reflejaría en la actividad económica del interior del país”.
Agregó que “para que el maíz sea interesante en término de los costos actuales en la mayoría de las regiones productivas, el precio para el productor debería ser de 190 dólares por tonelada”.
Agregó que “de darse una baja en los derechos de exportación, ésta se trasladaría no sólo al productor, sino también a los distintos actores de la cadena, que verían incrementados sus ingresos”.
Por su parte, Federico Landgraf, economista de la Confederación Intercooperativa Agropecuaria (Coninagro), señaló que “la eliminación de las retenciones debería ser total, porque el precio FOB actual del maíz es el punto de indiferencia (el FOB para marzo-julio es de 208 dólares por tonelada).
Por último, Landgraf resumió que una eliminación en las retenciones “significaría mucho en materia de insumos, especialmente si consideramos que el costo de implantación de maíz duplica al de la soja”.

Elevada carga

En tanto, Juan Manuel Garzón, economista jefe de Ieral Fundación Mediterránea, dijo que una hectárea de maíz que rinda 67 quintales (media nacional) en esta próxima campaña estará resignando aproximadamente unos 270 dólares por derechos de exportación (a los precios futuros actuales). “Con sólo reducir a la mitad esta carga y suponiendo que la tasa de inflación y de devaluación se mantienen más o menos a la par, la ecuación de los productores mejoraría en forma importante”.
Agregó a manera de ejemplo que en el escenario de statu quo de derechos de exportación y tomando como referencia un campo en la zona de Jesús María, norte de Córdoba, el margen neto proyectado del ciclo 2013/2014 (a precios constantes) sería equivalente al 50 por ciento del margen promedio de las últimas 12 campañas. “Con una baja de 10 puntos de derechos de exportación al cereal (y suponiendo libertad de mercado), el margen proyectado alcanzaría un porcentaje del 90 por ciento del margen promedio histórico reciente. Es decir, si bien no sería suficiente para recuperar la rentabilidad promedio de los últimos años, lograría acercarse bastante a ella, al menos en establecimientos a mediana distancia de los puertos”, sintetizó.
¿Cómo repercutirá en la economía del productor? “Todos los fondos que los productores disponen usualmente son canalizados hacia inversiones tanto dentro de sus propios establecimientos como en inversiones en los entornos locales y regionales en los que éstos desarrollan su vida económica y social”, concluyó Garzón.
Por su parte, Santiago del Solar, productor CREA, con campos en Rojas y Trenque Lauquen, dijo que “competir con 35 por ciento de retenciones (caso soja) contra quienes no las tienen es como correr una carrera de 100 metros dando 35 de ventaja. “Eso evidentemente se siente.”

Costos por la menor superficie sembrada

Si los pronósticos que indican una caída en el área de maíz fundamentalmente se cumplen, ¿cuáles son los costos derivados de la caída de la producción y de la actividad?
Ezequiel de Freijo, economista de la Sociedad Rural Argentina, dijo que la siembra de una hectárea de maíz mueve más recursos económicos que una de soja; por lo tanto, necesariamente esta sustitución dejará en el interior un menor nivel de actividad económica. “Al mismo tiempo habrá una contracción en el transporte de granos por el menor volumen a mover. La producción de maíz más que duplica la oferta de granos a transportar respecto de la soja”, señaló.
Agregó De Freijo que “hoy, sólo con los derechos de exportación que le descuentan al productor en el precio por una hectárea de maíz, se puede sembrar una hectárea de soja”.
Otro aspecto para tener en cuenta es la sustentabilidad del suelo, cuyo deterioro no se ve inmediatamente. En la Rural comparten lo afirmado por el presidente de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), César Belloso, durante el último congreso realizado en Rosario: “No hay sustentabilidad sin rentabilidad”. Y para De Freijo, el caso del maíz sobre todo en el norte del país es muy claro. “Si no hay rentabilidad no se hacen rotaciones y hasta se deja de sembrar; por lo tanto, de mantenerse esta situación por mucho tiempo se pone en riesgo el patrimonio más importante del productor: el suelo.”
Para Ricardo Negri (h.), líder de la Unidad de Investigación y Desarrollo de Aacrea, “más soja implica menor producción en toneladas, menor cantidad de fletes, menor facturación, menor uso de las maquinarias, menor generación de demanda a nivel local”, entre otras cuestiones negativas.
En este sentido, Negri señaló como un aspecto importante a tener en cuenta “que el 70 por ciento de lo que gastan los agricultores lo hacen en la localidad más cercana al lugar de producción (una de las conclusiones del trabajo «De la tierra al país», presentado por la Comisión de Enlace). Y si los productores hacen cultivos más económicos ese 70% es de un valor menor, por lo que lo que la entrada de recursos en cada una de esas localidades será menor”.
“Y otro de los factores que empiezan a tallar es que desde hace mucho tiempo no aumentamos sensiblemente la producción. La producción está estancada desde 2008 y no podemos superar los 100 millones de toneladas cuando en años anteriores veníamos con una tasa de crecimiento muy superior”, concluyó el técnico de Aacrea.
Menor recaudación
¿Cuál sería el costo fiscal con una hipotética reducción de las retenciones? “Bajar 10 puntos porcentuales los derechos de exportación del maíz tendría un costo fiscal de entre 300 y 400 millones de dólares en función del saldo exportable que tenga la campaña (de 15 millones a 18 millones de toneladas) y suponiendo que los precios internacionales se ubican en los niveles actualmente previstos para 2014″, dijo el jefe de Ieral Fundación Mediterránea, Juan Manuel Garzón.
Pero, por el contrario, esto derivaría en un beneficio a la producción. “Todos los fondos que los productores disponen usualmente son canalizados hacia inversiones, tanto dentro de sus propios establecimientos como en los entornos locales y regionales”, concluyó Garzón.

Juan Manuel Garzón
Jefe Ieral F. Mediterránea

“Una hectárea de maíz que rinde 67 quintales (media nacional) resigna 270 dólares por las retenciones”

Federico Landgraf
Economista de Coninagro

“La eliminación de las retenciones debería ser total porque el FON actual es el punto de indiferencia”

Ricardo Negri (H.)
Líder Unidad inv. y des. de AACREA

“Una baja en las retenciones se trasladaría no sólo al productor, sino a todos los actores de la cadena”

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