sábado, 24 de agosto de 2013

La soja, nuevamente el cultivo favorito de los agricultores argentinos

En las elecciones de cultivos que realizan los agricultores en cada campaña, ya aparecen candidatos perdedores y ganadores. A estas alturas del año, es claro que la cebada ha sido uno de los candidatos menos votados, como consecuencia de la caída de su precio a cosecha y por los problemas sanitarios que se registraron el año pasado. Se estima una reducción del área sembrada del 15% por lo menos, por lo que la producción no superaría los 4 millones de toneladas.
La cebada ha sido afectada por la abrupta caída del precio de los granos forrajeros: “En 2013 se combinó un aumento de la producción mundial de maíz de 100 mill./t, con un incremento de 40 millones de trigo y un crecimiento de 10 millones de toneladas de cebada”, cuantifica Sebastián Olivero, titular de la consultora Agro Tecei. “Aumentó fuerte la producción de todos los granos que pueden tener uso forrajero, lo que se refleja en sus precios”, razona el consultor.
El trigo tampoco tendría buena performance productiva: tras un área sembrada con leve aumento, el crecimiento inicial de los cultivos implantados es lento, afectado por humedad justa o insuficiente en la región central del país. La cosecha viene bien en los países productores del hemisferio norte, que son responsables por el 90% de la producción mundial, una circunstancia que impide ser optimistas con las perspectivas de precios.

Granos gruesos

El otro candidato con mala intención de voto es el maíz: los precios del disponible y del Mercado a Término soportan el peso de la gran cosecha estadounidense y no estimulan a los productores locales. “Hice las cuentas con US$ 160 por tonelada y hay que sacar 83 quintales por hectárea para cubrir los costos de maíz con fertilizante en un campo alquilado de esta zona”, calcula un productor del sur de Santa Fe.
Un candidato que puede hacer una buena elección es el girasol: los productores lo observan con interés por su menor costo de implantación respecto del maíz; por dar ingresos temprano, y por generar buenos rendimientos en primaveras con precipitaciones como prevén los meteorólogos en 2013. Finalmente, la soja parece el candidato ganador. “Con semilla y equipo propio, y sin fertilizante exige sólo 11 o 12 quintales por hectárea para implantarla por administración. Se arriesga mucho menos capital circulante que con el maíz y tiene un mercado no intervenido”, la defiende el productor santafecino.

Repunte de los precios

La recuperación de precios de los últimos días de la soja proviene, sobre todo, de que la cosecha estadounidense no será tan buena como se preveía. “La sequía de 2012 perjudicó seriamente al maíz, pero menos a la soja”, reconoce Olivero.
El punto de partida del repunte sojero fue el informe de agosto del USDA, que recortó la producción en 4,5 mill./t respecto de los 93 millones que se estimaban inicialmente. Posteriormente, se sumaron otros factores alcistas, como escasez de lluvias en cultivos que aún se encontraban en el período crítico de floración, lo que catapultó el efecto de los pronósticos. Adicionalmente, algunos meteorólogos adelantaron posibilidades de heladas tempranas en septiembre, que podrían comprometer el rinde final por obtener.
La suma de todos estos efectos daría como resultado una producción estadounidense de 88,5 millones en 2013, contra los 82 millones de 2012. Serían 6,5 mill./t o menos de diferencia, contra los 11 millones estimados inicialmente, un comportamiento muy distinto al del maíz, que pasó de 272 a 350 mill./t. “Una cosecha de soja como la prevista en EE.UU. no es mucho más holgada que la de 2012 si China sigue comprando a buen ritmo como se observa hasta ahora”, dice el consultor.
De cara a la época de cosecha argentina, habrá que ver qué pasa en Brasil, cuya siembra comienza en las próximas semanas. “Se estima un aumento del área del 3 por ciento por la devaluación del real, que entonó los precios recibidos por el productor, que podría derivar en una cosecha de 85 a 86 millones de toneladas en la campaña 2013/2014″, conjetura Olivero.
En la Argentina también aumentaría el área sembrada -el USDA estima una producción de 53 millones de toneladas- por los bajos precios del maíz. Pero para la definición sudamericana todavía falta mucho.

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