jueves, 29 de agosto de 2013

Las malezas, un dolor de cabeza


Ajustes. Según López Anido, no hay soluciones tecnológicas salvadoras a la vista. El especialista destacó que las malezas resistentes generan fuertes subas en los costos de producción, por ejemplo, por una mayor necesidad de pulverizaciones.

Las malezas duras son una problemática seria que se transformó en el gran tema de discusión en los últimos tiempos en la agricultura argentina.


Las malezas duras son una problemática seria que se transformó en el gran tema de discusión en los últimos tiempos en la agricultura argentina.
Uno de los que viene trabajando en el tema hace varios años en el noreste del país, una de las zonas donde las malezas problema están más instaladas, es Pablo López Anido, productor y técnico de Aapresid en Bandera, al centro este de Santiago del Estero.
Clarín Rural dialogó con él durante el último congreso de Aapresid para analizar a fondo diversas cuestiones asociadas a la actualidad, el manejo y el futuro de este problema.
López Anido llegó recientemente de una gira por Estados Unidos en la que fue con otros productores a visitar el medio oeste norteamericano (el famoso "midwest"). Contó que su mayor interés fue ir a conocer de cerca la problemática que tienen los "farmers" con Amaranthus palmeri, una especie muy rústica de yuyo colorado, que hace dos años se detectó allí y no para de expandirse por distintas zonas.
El técnico se quedó sorprendido por la magnitud del problema que vio en esa zona estadounidense, pero manifestó su preocupación por imaginar los daños que Amarathus palmeri podría provocar en los campos argentinos, dado que ya fue reconocida como maleza resistente en el sur cordobés durante la última campaña.
"Yo creo que hay una alta probabilidad de que esta especie aparezca este año en mi zona, aunque aun no está identificada", comentó. Y siguió: "El problema de las malezas hay que verlo con alta preocupación, fundamentalmente por dos motivos: porque no hay soluciones concretas a la vista y por una cuestión de costos de producción".
Así, explicó que por el momento hay muchas herramientas preventivas para atacar el problema, pero dijo que no existen soluciones concretas, es decir, "ante malezas problema ya desarrolladas, no hay herramientas disponibles dentro del sistema de siembra directa", indicó.
Por otra parte, manifestó que todos los productores tenían hasta el momento un determinado esquema de producción apoyado en determinado nivel de costos, pero con el problema de malezas duras este esquema aumenta mucho. Así, "cae el valor de los campos en alquiler y hasta muchos productores quedan fuera de la actividad", dijo el técnico.
A partir de estos aspectos, afirmó que "es central ponerse a trabajar en tecnología de procesos para sacar conclusiones en limpio sobre cómo atacar este problema, ya que hay muchas acciones que pueden encadenarse y sumarse, pero todavía no está clara la estrategia global".
López Anido comentó que en EE.UU. ya vio, en campos experimentales, nuevas variedades de soja resistente al herbicida Dicamba y al 2,4-D, que serán materiales que estarán disponibles en el mediano plazo en la Argentina, apuntó.
"Este tipo de tecnologías, cuando se lancen en el país, serán una parte de la solución al problema, ya que acá las principales malezas duras son gramíneas y estas innovaciones sirven para manejar malezas de hoja ancha", detalló. E insistió en que "serán necesarios otros desarrollos tecnológicos, o bien más tecnologías relativas al manejo".
El experto dejó una idea clara: más allá de las nuevas herramientas que vendrán, en Argentina el manejo tiene muchas respuestas para dar ante las malezas.

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