miércoles, 7 de agosto de 2013

Manejo de plagas en la producción porcina

Podemos considerar una plaga todo aquello que de forma molesta ocupa el espacio donde estamos o en el que tenemos algún interés. Es una plaga la que afecta a la cosecha, la que nos afecta la granja o las moscas que no nos deja vivir en paz en nuestros ámbitos laborales. Las plagas las hemos [...]
Podemos considerar una plaga todo aquello que de forma molesta ocupa el espacio donde estamos o en el que tenemos algún interés. Es una plaga la que afecta a la cosecha, la que nos afecta la granja o las moscas que no nos deja vivir en paz en nuestros ámbitos laborales.
Las plagas las hemos inventado los hombres. Y no es que las hayamos creado, sino que en el día a día de nuestras actividades, cuando hay una acumulación de algún tipo de organismo que nos perjudica, ya sea de forma económica, sanitaria, etc., decimos que aquello es una plaga. Las plagas lo son porque afectan al hombre y a sus intereses: no es necesario que sean miles de animales; pueden ser pocos si esto ya nos afecta o perjudica.

El porqué de las plagas en las explotaciones
Las explotaciones ganaderas son puntos con altas concentraciones de animales, y esto significa agua y alimentos en cantidades, residuos y sobretodo muchos huéspedes. Hay miles de rincones para vivir y multiplicarse. Además en una granja mantenemos unas condiciones de temperatura y humedad constantes y muy óptimas, lo que quiere decir que cortamos el ciclo de la estacionalidad, favoreciendo el desarrollo continuo y sin límite por factores ambientales de algunos organismos.
Hay una serie de factores internos de las mismas poblaciones de moscas (mortalidad, natalidad y competitividad), factores ambientales (luz, temperatura, etc.) y factores de convivencia con otras especies (competencia, depredación, etc.) que, como en un termómetro, favorecen que el número de individuos se incremente o disminuya según el estado de estas condiciones. En la naturaleza se combinan de manera que hay un equilibrio. Cuando lo alteramos por alguna razón favoreciendo uno u otro rango, hacemos que proliferen de manera desmesurada algunas especies, dando lugar a una plaga 


Las plagas y la bioseguridad
La bioseguridad es el conjunto de medidas de manejo, ubicación y diseño de las instalaciones, etc., que permiten proteger una explotación de la entrada de agentes infecciosos o reducir su difusión en el caso de que acaben entrando. Son medidas de carácter preventivo que adoptamos en las explotaciones y que hemos de mantener a lo largo del tiempo sin bajar la guardia: se tienen que mantener los controles rutinarios, como hacemos con cualquier otra parte del manejo en nuestra granja, y las plagas dejaran de ser un problema. Y esto, como pasa con la mayoría de aspectos de bioseguridad, puede parecer un coste añadido, pero no es así. La bioseguridad bien mantenida siempre implica un beneficio. 



Tal como se observa, lo que parece un gasto se transforma a la larga en beneficio. Reducir costes de medicaciones, vacunaciones, bajas e incrementar la producción mejorando la calidad del producto significa, al cabo del año, un beneficio muy alto en comparación al coste que nos supone trabajar la bioseguridad.

Las plagas en las explotaciones porcinas:
En general, en explotaciones porcinas no hay un número muy alto de plagas; lo que sí hay son plagas muy persistentes y que se dan en gran número. Por la facilidad de conseguir alimentos, por la capacidad de reproducción que les dan las granjas y su entorno inmediato, así como por las condiciones de temperatura, las granjas son un excelente lugar para la reproducción de moscas y de roedores (ratas y ratones). Seguramente hay otras plagas que, de manera más o menos puntual, aparecen en las granjas, como escarabajos, cucarachas y otros coleópteros, pero seguramente estas dos plagas son las que más daño hace y más preocupan en una granja.

Control de moscas
Las especies más frecuentes son:
Musca domestica (mosca doméstica): importante vector de enfermedades, especialmente del tracto digestivo (úlceras y diarreas).
Stomoxys calcitrans (mosca camaleón o mosca de los establos): presente especialmente en estabulaciones de bovino y caballos, que se alimenta de la sangre de éstos. Puede afectar otras especies que estén cerca de éstas, incluso humanos.
Fannia capicularies (mosca doméstica menor): muy presente en granjas de porcino; es muy pequeña y se acumula en grandes cantidades en puntos de fermentación de comida, en pasadizos y tubos. A menudo se confunde por una mosca doméstica de medida pequeña.
Sarcophaga carnaria (mosca de la carne): Las hembras de ésta ponen huevos en la carne.

El ciclo biológico de un múscido, tomando el ejemplo de la mosca doméstica, pasa por 4 estadios: huevo (aproximadamente 1 mm y de forma ovalada), larva (de color blanquinoso, cilíndrica y coniforme en uno de sus extremos), crisálida (es el estadio de reposo) y adulto, que emerge de la crisálida. El adulto puede aparearse de los 2 a los 20 días, con una esperanza de vida aproximadamente de 1 mes, y hace la puesta en lugares con acumulación de heces, basura, aguas residuales, es decir, allí donde hay materia orgánica en descomposición, a partir del 4º día después del apareamiento. El ciclo biológico en condiciones favorables tarda 3 semanas en completarse.
Son de gran importancia para la salud pública, dado que pueden transmitir mecánicamente (impregnado en su cuerpo o a través de su aparato chupador) enfermedades como la disentería, diarrea (E. coli), fiebre tiroidea, cólera, lepra, poliomielitis, e incluso algún parásito interno (como nemátodos). Se ha llegado a demostrar que en casos como Helicobacter pilori, causante de muchas úlceras gastroduodenales, la mosca doméstica no sólo es un vector, sino que resulta un huésped de importancia para que esta bacteria se multiplique.

Cómo podemos luchar contra las moscas?
Durante las épocas de frío, las moscas están dormidas en sus formas de resistencia, que son los huevos y las pupas que quedan sin madurar hasta que las condiciones de clima son favorables. Esto se produce a finales de marzo, principios de abril, cuando de golpe se observa que en las explotaciones, sin más, aparecen las moscas. Éstas empiezan a multiplicarse de forma exagerada hasta aparecer una plaga. Por lo tanto es necesario establecer un programa, que puede responder a varias maneras de trabajar

Lucha química tradicional
Consiste en productos de tipo químico (insecticidas):
Cebos: Granulados, generalmente con base a algún azúcar envenenado, que se impregna de una ferhomona (hormona que circula por el aire) con poder de atracción sexual de individuos adultos. Actúan por ingestión. Son muy efectivos cuando la población es baja. De poco sirven cuando hay muchos adultos en la explotación.
Adulticidas: Son los más utilizados. Es el que se conoce generalmente como insecticida. Son componentes químicos de diferente principio activo, que se diluyen en el agua y se aplican por pulverización o pintando superficies. Actúan por ingestión o contacto.
Larvicidas: Granulados o polvo que se aplica en los puntos de reproducción de las moscas. Éstos impiden el crecimiento de las larvas, o sea que son útiles para detener la población antes que sean adultas (que son las formas que realmente pueden actuar como vector de enfermedades).
La aplicación de productos químicos, a corto o largo plazo, y dependiendo de la insistencia con que se utilicen, pueden producir resistencias: algunos individuos se hacen resistentes a estos productos, de cuya descendencia aparece una población resistente, hasta que el insecticida es inofensivo. Por lo tanto, para trabajar de forma eficaz, y por una cuestión económica, es muy interesante combinar los diferentes productos de forma racional.

Lucha física tradicional
La lucha física se traduce básicamente a la utilización de trampas de agua exteriores, que funcionan por atracción con un olor característica, y las trampas de luz que atraen adultos voladores con una longitud de onda específica, y al acostarse a la luz son electrocutados, o bien aspirados por un extractor que los conduce a una bolsa donde quedan retenidos.

La lucha biológica integrada
El sistema de lucha biológica, que permite el control de la población de moscas, combina la lucha biológica con otros sistemas de lucha, ya sean de tipo físico o químico. La base del tratamiento reside en la aplicación de un parasitoide (Imenopter pteromalido) que parasita las pupas de las moscas depositando un huevo al interior de éstas, de manera que la larva del parasitoide se alimenta de la crisálida depositada haciéndola inviable para la mosca. Este parasitoide se aplica en las zonas próximas a las de reproducción de la mosca, se presenta y se aplica en forma de cultivo de crisálida de moscas parasitadas.
El ritmo de aplicación del tratamiento es, dependiendo de la climatología, de una vez cada 10 días en las épocas de más calor, espaciándose a cada 15 días o cada semana dependiendo de si la época es más o menos calurosa. El tratamiento se complementa con trampas de tipo físico y químico.

La importancia de la limpieza y desinfección
La limpieza y desinfección de las naves es un factor decisivo en el control de plagas de moscas, ya que contribuye a que no haya explosiones muy grandes en el crecimiento de su población, y que la actuación del parásito (en la lucha biológica integrada) sea siempre la esperada y no se vea forzado a controlar un nivel de población mucho mayor que el que se suponía en el momento de la aplicación. Este tratamiento no excluye el uso de algún tipo de plaguicida en un momento puntual, para combatir una proliferación masiva de insectos no deseados.
En momentos puntuales puede observarse una gran proliferación de una mosca pequeña (Drosophila) a causa de la presencia de restos de pienso en los comederos o pasadizos, ya que al fermentar facilitan la presencia de esta especie. La limpieza en este caso facilita la tarea, y no es necesario aplicar ningún producto para controlar estas plagas localizadas.



Control de roedores
Los roedores, entre los cuales se encuentran las ratas y los ratones, corresponden a la familia de los Múridos, una familia extensa que agrupa unas 400 especies de las cuales cabe destacar 4:
Mus musculus o ratón doméstico
Apodemos sylvaticus o ratón de bosque
Rattus Rattus o rata negra
Rattus norvegicus o rata gris
Éstos son los que encontramos generalmente en las instalaciones, y son contra los que hay que luchar. No siempre están todos presentes; por ejemplo, la rata gris es la conocida como rata de cloaca, y en explotaciones porcinas muchas veces no está, aunque la proximidad a zonas urbanas lo favorece.
A la hora de establecer un protocolo de lucha contra las ratas hemos de tener en cuenta que: (1) son unos individuos inteligentes, (2) tienen una gran cantidad de recursos a adaptarse allá donde están (se han encontrado en cámaras frigoríficas de conservación a -10ºC), (3) tienen un alto poder reproductivo, y (4) tienen un altísimo poder de supervivencia (en los años 50 se encontraron ejemplares en el estolón de Bikini y Mururoa, sobreviviendo a la explosión de la bomba atómica)

Hay muchos roedores en las granjas?
De forma aproximada se pueden establecer los siguientes rangos en relación a la presencia de roedores:
si sólo vemos los excrementos del roedor: 1-100 ratas o bien 1 rata / 20 m2
si sólo vemos ratas durante las tardes/noches, de forma irregular: 100-500 ratas o bien 1 rata/5m2
si vemos ratas toda la tarde/noche, e irregularmente de día: 500-1000 ratas o bien 1 rata/m2
si vemos toda la noche, y a menudo de día: 1.000-5.000 ratas o bien 2 ratas/m2
Las medidas pueden ser más o menos aproximadas, pero lo que está claro es que en las explotaciones porcinas siempre hay roedores, y si no hubiera, el riesgo de que puedan volver a entrar es tan grande, que es necesario mantener un control continuo durante todo el año.

Qué nos pueden provocar los roedores?
a) Problemas de contaminación: Todas las excreciones de los roedores (orina, heces y pelo cuando mudan) pueden llegar a contaminar y estropear muchas de las materias que son imprescindibles para la actividad de la granja (contaminación del agua, de la comida…) La OMS estimó, ya en los años 50, que anualmente se estropeaban unos 30 millones de toneladas de alimentos por culpa de los roedores (un 5% de la producción mundial, o el equivalente a la alimentación de 130 millones de personas).
b) Problemas en infraestructuras: Estos animales necesitan roer constantemente (de ahí el origen de su nombre común). Roen material electrónico, conducciones y otras materias, estropeándolos y causando cruzamientos en las líneas eléctricas y pérdidas de líquidos de las conducciones. Todo esto sin tener en cuenta que cuando hacen el nido pueden tapar conducciones de agua, de purín, ventilaciones, con los consiguientes problemas.
c) Efectos psicológicos sobre aquellas personas que no los pueden soportar
d) Transmisión de enfermedades: estos animales son vectores y en muchos casos los huéspedes intermediarios. Las vías de transmisión son:
por mordedura: rabia, tétanos y otras infecciones que se deriven de la mordedura. Las ratas muerden a aquellos individuos discapacitados o mientras duermen.
por ingesta: brucelosis, triquinosis
por deyecciones: orinas, contaminación de agua y alimentos (salmonelosis, coli, helminitiasi y otros parásitos internos, micosis, etc.).
por ectoparásitos: pestes, tifus
En definitiva, pueden transmitir un gran número de enfermedades, ya sean:
protozoarias: cocciodiosis que están enquistados en el intestino de los ratones, toxoplasmosis, tripanosomas.
otros parásitos internos: disentería porcina, tenias, nemátodos como Trichinella spiralis, causante de la triquinosis y trematodos.
víricas: normalmente a través de un ectoparásito que hace de vector, transmiten enfermedades como la fiebre aftosa, encefalomiocarditis.
bacterianas: salmonelosis, leptospirosis, peste, enterobacterias y colibacilosis, rinitis atrófica, brucelosis, erisipela.
micóticas (o por hongos): suelen ser de tipo ambiental, pero se transmiten mecánicamente por el pelo, por contaminación de alimentos, aguas, etc.
Productos y sistemas para controlar los roedores
Hay una gran cantidad de productos para controlar las poblaciones de múridos. En general todos funcionan bien, sólo es necesario aplicarlos de forma racional y en los puntos de máxima efectividad. Al aplicar productos rodenticidas cabe pensar que estamos trabajando para eliminar unos individuos muy inteligentes y que aprenden con rapidez: si deducen que el veneno es el causante de alguna muerte, dejaran automáticamente de consumirlo. Por eso los fabricantes cada vez diseñan productos que actúen con retardo, para evitar este efecto.
Todos los productos se basan en un anticoagulante como principio activo (Tabla 1), y se pueden presentar de distintas formas:
Cebos: materia viva formulada con alimentos de muy buena calidad que atraen los roedores. Tienen elementos antifúngicos que repelen insectos para que la calidad del producto no baje la apetencia del roedor.
En polvo: se aplica en zonas de paso, entradas y salidas de nidos, así como para formular cebos a medida (comen lo que les gusta envenenado). El polvo basa su efecto en el “grooming”: como las ratas se limpian mucho el pelo, cuando se impregnan con el polvo quieren retirarlo y de esta manera se envenenan.
En bloques: son pastillas con grano y parafinadas que presentan una buena resistencia a la humedad. Se usan para aplicar en exteriores, cloacas, conducciones de purín… sitios donde haya mucha humedad.
Líquido: suele ser muy efectivo en sitios donde tienen poca accesibilidad al agua, y hay mucha abundancia en comida seca.
No hay un método de desratización efectivo si detrás no hay un plan concreto de trabajo y constancia. Aparte de los productos químicos hay trampas de tipo físico que nos pueden ayudar a la captura de roedores. Hay de varios tipos, como jaulas, rateras, colas que enganchan, etc. En este aspecto físico se han aplicado con éxito trampas ultrasonido que molestan a los roedores. Éstas son eficaces para hacerlos huir, no para eliminarlos, igual que las barreras eléctricas: aprenden que aquello es nocivo y huyen.

Producto
Principio Activo ceesario. E
Aplicación
Pasta fresca
Anticoagulante
Colocar puntos de cebo con 10-15 bolsas, separadas entre sí unos 10 metros. En caso de infestación grave, revisar los cebos semanalmente y añadir si es en caso de aplicación rutinaria repetir esta operación mensualmente, siempre que no se observe una problemática intensa.
Polvo
Anticoagulante
Polvo para poner en sitios de paso de ratas y ratones. Actúa por “groomig”: se impregna en el cuerpo del animal, que al lamerse para hacer la limpieza se envenena. Indicado para aplicarlo combatiendo durante un periodo de tiempo no sostenido. Nos permite aplicarlo en puntos concretos y lejos del acceso de animales y personas, no constantemente, de manera que resulta efectivo y no sufre bajada de actividad por aprendizaje. Permite preparar cebos específicos (5% del cebo tendrá que ser en polvo)
Pellets / grano
Anticoagulante
Colocar un sobre abierto en los lugares donde se ha observado la mayor actividad en puntos de cebo separados por unos 10 metros. En el caso de ratones reducir la dosis a unos 15 gramos. Cada 2-3 metros. Resulta muy efectivo en caso de problema grave, por lo que se recomienda utilizarlo como comodín: hacer 1 o 2 aplicaciones al año, para variar el producto y el principio activo, y actuar como choque.
Bloque parafinado
Anticoagulante
Pequeños bloques de parafina, con gran resistencia a humedad por lo que se hace óptimo en exteriores, cloacas, lugares fríos y húmedos… Rodenticidas y topicida. Para ratas 2-3 cebos cada 10 metros o bien 1 cebo cada 2 metros en caso de ratones. En el caso de topos colocar 1-2 cada 5 metros. Se tendrá que controlar semanalmente cuál es el consumo, e ir añadiendo a medida que se vaya consumiendo. Bajar la frecuencia en caso de mantenimiento.

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