lunes, 26 de agosto de 2013

Pequeño margen para sorpresas en el maíz

El mercado climático en EEUU ha dado muestras de no haber concluido, al persistir una elevada volatilidad en los futuros de maíz cotizantes en Chicago.
El mercado climático norteamericano ha dado muestras de no haber concluido, al persistir una elevada volatilidad en los futuros de maíz cotizantes en Chicago con entrega en los meses de septiembre y diciembre. En este contexto, las bajas de las últimas semanas -apoyadas en la expectativa de una gran recomposición de la oferta global- han sido equilibradas durante las últimas ruedas a partir de una cobertura de posiciones vendidas entre los fondos especulativos. Estos participantes rebalancearon ligeramente sus carteras aunque mantienen una posición neta vendedora en contratos del cereal, que marcó récords en la segunda semana de agosto con casi 24 millones de toneladas.
Si bien los maíces atravesaron su período de polinización con temperaturas relativamente favorables, las precipitaciones del mes pasado en Estados Unidos se encontraron por debajo de sus registros usuales. Las reservas de humedad de los suelos, fortalecidas durante las copiosas lluvias de la primavera, brindaron los aportes de humedad necesarios para que los cultivos alcancen buenas condiciones. Sin embargo, el Departamento de Agricultura norteamericano ha reducido en las últimas semanas su visión de las condiciones generales en amplias regiones productoras. La proporción que se mantiene en situación buena o excelente, que había marcado un máximo de 68% en la primera semana de julio, cayó gradualmente hasta el 61% estimado el último domingo.
Este factor se ha combinado con una leve ralentización de la demanda, que pareciera no convalidar los intentos de recuperación de los precios. Las ventas externas netas informadas por el USDA para la nueva campaña quedaron por debajo del rango esperado en la última semana, ubicándose en 434.407 toneladas. Esta cifra representa un caída del 48% respecto del último valor reportado por el organismo.
El foco de atención de la semana se concentró en los informes preliminares del Tour Pro Farmer, una tradicional expedición anual por las regiones productoras del medio oeste norteamericano. Este trabajo a campo se ha repetido en los últimos 20 años y recorre los sietes principales distritos productores, analizando la situación de unas 2.000 explotaciones agrícolas ubicadas por mitades a cada lado del Río Mississippi.
Según se desprende de los distintos reportes publicados, la situación productiva de los estados de Minnesota, Indiana, Ohio y Nebraska -que totalizan casi 12 millones de hectáreas de área de intención- resultó mejor a lo esperado, aunque los diagnósticos advierten cierto retraso en el desarrollo de los cultivos, en ocasiones superior a los diez días.
En cambio, en Illinois e Iowa, los principales distritos productores, la evolución de los maíces luce bastante más retrasada y se observa alta disparidad en los potenciales de rinde. Las excesivas lluvias demoraron cerca de un mes la puesta en marcha de los trabajos de implantación, dando lugar a condiciones variables en la emergencia, mientras que las temperaturas más bajas de lo normal no contribuyeron a acelerar el desarrollo de las plantas. Este factor constituye una alerta ante la posibilidad de que el clima no sea favorable durante la etapa de llenado de granos, mientras que el temor a heladas tempranas incorpora una prima adicional.
De todos modos, a pocas semanas de comenzar con los trabajos de recolección, las evidencias a campo terminaron de convencer a los participantes del mercado que Estados Unidos logrará una producción récord, que incluso quedará muy por encima del último récord de 332,5 millones de toneladas obtenidas en el ciclo 2009/10.
Ante semejante crecimiento de la oferta, el mercado mundial anticipa una recuperación exportadora de Estados Unidos y ya no requerirá del aporte productivo de Sudamérica en la misma escala que durante la campaña pasada. Ante este escenario, los productores de estas latitudes responden con recortes en el área sembrada, situación que se vislumbra tanto en Argentina como en Brasil.
En nuestro país las estimaciones son muy dispares, esperándose que la caída de la superficie se encuentre entre el 5 y el 15%, aunque con mayor probabilidad de que el número se ubique por debajo -y no por encima- del rango presentado. Una dificultad que supone ese cálculo surge de la mayor intención de siembra de maíz tardío o de segunda, que todavía no se refleja en una pre-campaña puesto que hay regiones donde la cosecha acaba de concluir.
Suponiendo un stock inicial de un millón de toneladas y un consumo interno absorbiendo 8,8 millones durante el próximo año, un escenario optimista -con caída sólo del 5% en el área y productividad unitaria de 75 qq/ha- arrojaría una cosecha de 24,1 millones de toneladas y un saldo exportable de 15,3 para mantener el inventario en términos interanuales. En cambio, un escenario de caída del 15% en el área y rindes de 70 qq/ha conduciría a una producción de 20,1 millones de toneladas y un saldo exportable de apenas 11,3 millones, que sería el más bajo desde el ciclo 2008/09. No obstante, al margen de la utilidad de plantear distintos escenarios, es demasiado prematuro para efectuar conclusiones terminantes.
Por lo pronto, el mercado a cosecha ha experimentado una reciente mejora de los precios, acercándose a los u$s 160/ton por la entrega desde abril hasta junio en las terminales portuarias de la región. El volumen de operaciones ha repuntado sólo levemente, esperándose que mayor oferta se encuentre interesada en cerrar negocios a cifras próximas a u$s 170/ton.
A estos niveles de precio sigue siendo necesaria la obtención de elevados rindes en una extensa zona del país, siendo el sudeste cordobés, la zona núcleo, el oeste de Entre Ríos y el sudeste de la provincia de Buenos Aires las regiones donde los planteos son más favorables.

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