domingo, 4 de agosto de 2013

Resultados muy ajustados en los primeros cálculos de la cosecha gruesa

El resultado económico de la cosecha gruesa dependerá principalmente de cuatro factores cuyo comportamiento no es fácil de predecir. El primero es el nivel final de los precios internacionales de la soja y del maíz; el segundo, las condiciones climáticas imperantes durante el ciclo de los cultivos en la Argentina; el tercero, el tratamiento interno de las variables que afectan el precio de los granos (nivel de retenciones, tipo de cambio y apertura o cierre de exportaciones), y el cuarto, la evolución de los costos de producción.
Si se analiza cada uno de los factores con más detalle, se puede advertir fácilmente que los precios internacionales muestran, en términos generales, un signo negativo por las perspectivas de una gran producción estadounidense de maíz y de soja. También hay que considerar que una cosecha argentina abundante por un clima favorable y una buena producción en Brasil contribuirían a consolidar la tendencia bajista. Como contrapartida, el Mercado a Término permite fijar precios hoy (por ejemplo, soja a 280 dólares por tonelada) para por lo menos una parte de la producción.
Los meteorólogos pronostican condiciones climáticas con signo positivo, con posibilidades de lluvias abundantes a partir de octubre en el marco de un año neutro.
Las variables internas que influyen sobre los ingresos de los productores tienen un alto grado de imprevisibilidad. "El negocio agrícola cerraba aceptablemente con un tipo de cambio retrasado y retenciones porque se compensaba con el alto precio internacional de los granos. Al reducirse éstos, debería disminuirse el nivel de retenciones o acelerar el ritmo devaluatorio para mantener la competitividad en un contexto inflacionario", juzga el titular de un acopio del oeste bonaerense.

INSUMOS Y ALQUILERES

En relación con los costos de producción de granos, hay dos fuerzas en pugna: gastos de insumos con tendencia al alza en quintales, sobre todo los pesificados fogoneados por la inflación y, simultáneamente, una expectativa de baja en los alquileres agrícolas. "Los propietarios deberán enfrentar una situación mucho menos cómoda que en 2012, por la reducción del alquiler en quintales por hectárea y por el menor valor del quintal de soja", advierte el titular de una agrupación de siembra.
La combinación de todos estos factores en una planilla de resultados económicos esperados lleva a muchos productores a volcarse a planteos defensivos. Hacen falta 100 quintales por hectárea de maíz de 160 dólares por tonelada para pagar un arrendamiento de 14 quintales y los costos directos del cultivo en el sur de Santa Fe. En soja, se requieren 35 quintales para pagar los gastos y el mismo alquiler. "En la campaña 2013/2014 no se piensa en crecer, sino en desarrollar planteos prudentes en el nivel de inversión por hectárea", sintetiza un técnico que atiende varios campos en Córdoba.

DISTINTAS SITUACIONES

La ecuación agrícola complicada tendrá diferente incidencia según la situación en que llegan los agricultores a la siembra. Hay una categoría -que integran pocos- que viene con las cuentas relativamente saneadas por haber obtenido buenos rindes en las últimas campañas. Cuentan con el 100% del capital circulante para hacer frente a la compra de insumos y tienen amplia capacidad de maniobra.
Otra categoría -muy numerosa- tiene una parte del capital de giro, pero deberá recurrir a la financiación de una proporción variable de los insumos por usar. Muchos de ellos han decidido desarrollar solamente planteos agrícolas seguros, como por ejemplo, soja en campo propio. Otra categoría -que incluye a numerosos arrendatarios y a productores por administración que sufrieron dos años seguidos de sequía- está líquida y debe recurrir a la financiación externa para la compra de insumos. Algunos integrantes de esta categoría se verán obligados a alquilar su campo. Otros están tomando créditos en pesos con la expectativa de licuación de la deuda, considerando una potencial mejora del tipo de cambio poselectoral, aunque esa forma de actuar los ubica en un terreno de alto riesgo.
Se pueden seguir haciendo caracterizaciones de situaciones de productores y su potencial conducta, pero, para simplificar, hay que decir que la prudencia está presente en todas las decisiones, ante el viento de frente que se avizora para los granos gruesos. Ese comportamiento se trasunta en la intención de cancelar lo antes posible deudas dolarizadas al tipo de cambio oficial en muchas conversaciones entre productores y proveedores, y entre arrendatarios y propietarios, y en la compra medida de los insumos más caros para el ciclo 2013/2014. Se procura en todo momento aumentar la eficiencia en el uso de los recursos, con la siembra en los mejores ambientes con genética plástica, que pueda dar rendimientos rentables aun en condiciones adversas. También se recurre a todas las técnicas de costo cero, como hacer las aplicaciones de agroquímicos, los trabajos de siembra y el control de adversidades en fecha óptima. Los productores tienen claro que no hay lugar para errores en 2013.

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