lunes, 26 de agosto de 2013

Una de las peores temporadas de la historia para la exportacion de fruta chilena

Hasta 500 mil cajas de uva de mesa se botaron en un puerto de Estados Unidos por mala calidad. Quienes decidieron no exportar obtuvieron mejores resultados. Los productores con fruta de calidad son los grandes ganadores este año, mientras que el “sistema de pool” hace crisis.
En los próximos días se viene un remezón en la industria frutícola. Como es usual al final de cada temporada, a partir de septiembre los agricultores comenzarán a recibir las primeras liquidaciones por parte de las exportadoras. Luego de un año de trabajo, los fruticultores esperan recibir su cheque anual.
Sin embargo, una parte importante de ellos, los productores de uva de mesa de Aconcagua al sur, recibirá ganancias exiguas, si es que llega a recibir algún pago en la temporada 2012-2013. En tanto, los agricultores nortinos tuvieron precios notables. La inmensa mayoría de los productores enfrentó una caída en picada de los precios, además de graves problemas de sanidad en sus uvas de mesa, que obligaron a botar una cantidad importante de ellas en los puertos de destino. Y lo que pasa con ese rubro marca buena parte de los resultados del año frutícola, pues las uvas representan casi la mitad de las exportaciones del sector.
“Esta fue una temporada especialmente mala. Ojalá que nunca más se repita”, sentencia Ronald Bown, presidente de la Asociación de Exportadores.
Y a esa receta hay que agregarle otros ingredientes, como un dólar que rondó los $475 buena parte de la temporada y un costo de la mano de obra que subió cerca de 10 por ciento. Por eso no es de extrañar que en el sector frutícola esta temporada se hayan aguzado las estrategias de sobrevivencia, desde embalar en los puertos de destino hasta, simplemente, no exportar para ahorrarse las pérdidas.
Porque si hay una gran buena noticia esta temporada es que la industria frutícola se ha vuelto cada vez más eficiente. En un mercado cruel, las exportadoras incapaces de asegurarse una buena oferta de materia prima y con costos de administración no acotados, están cerrando sus puertas. Por ejemplo, un porcentaje del crecimiento de David del Curto esta temporada se debe a la absorción que hicieron de Southern Fruit, la exportadora de la familia Gálmez.
Además, este año se marcó un hito en el cambio de las relaciones de poder entre los agricultores y las exportadoras. Por primera vez la familia Seemann, productora de cerca de 700 mil cajas de uva de mesa en Isla de Maipo, salió a exportar en forma independiente luego de abandonar Subsole, lo que menguó los resultados de una de las mayores comercializadoras nacionales.
A continuación algunos de esos hitos que marcaron la compleja temporada exportadora 2012-2013.
Las cifras que se utilizan van desde el 1 de septiembre de 2012 al 11 de agosto de 2013, por lo que pueden producirse cambios menores en las frutas invernales en las tres semanas que restan para el término de la temporada. Los datos fueron procesados por la Asoex a partir de información del SAG.
1 Empacar fuera de Chile
A primera vista suena un contrasentido. Para mejorar la rentabilidad una parte creciente de las exportadoras se la está jugando por enviar su fruta a granel a Estados Unidos y Europa. Una vez llegada a los puertos de destino, la fruta es seleccionada y colocada por trabajadores locales en cajas de medio o un kilo para ir directo a la góndola de un supermercado. Se reemplaza mano de obra de un país en vías de desarrollo por otra de países con alto estándar de vida.
¿Por qué preferir un trabajador del puerto de Filadelfia a uno de Los Andes? Simple, en los últimos años, la brecha de sueldos entre ambos ha disminuido notoriamente. En la industria frutícola se asume que en los packings chilenos durante el peak de la temporada se pagó 10% más que el año anterior.
“Sin embargo, lo más complejo no es el costo, sino que la incertidumbre sobre la disponibilidad de trabajadores. Hay dificultad para llenar los cupos en los campos. Eso provocó que este año se tratara de reducir lo más posible el factor de mano de obra dentro de Chile, enviando más producción a granel. Además, al reembalar en destino, aunque los costos pueden ser un poco mayores, mejora la venta del producto pues se selecciona poco antes de llegar al consumidor final y se disminuyen los rechazos de los supermercados”, afirma Manuel José Alcaíno, presidente de Decofrut.

2 El que nada envía, nada pierde
¿Qué se hace cuando no se puede ganar? Perder por poco. En un año de mala calidad de fruta, especialmente en arándanos y uva de mesa, lo mejor en muchos casos fue quedarse de brazos cruzados y no gastar plata en la cosecha y menos en empaque y el flete naviero.
Según reconocen en la Asoex, en una sola semana de esta temporada se llegaron a botar 500 mil cajas de uva de mesa en el puerto de Filadelfia, debido a su mal estado. Si se tiene en cuenta que Chile exporta cerca de 100 millones de cajas anuales, se puede aquilatar el nivel del descalabro que se vivió.
La mezcla de problemas en la floración, lluvias en diciembre y días nublados en enero afectaron la calidad de la fruta nacional. Los buenos precios de la partida del Norte Chico motivó a muchos a enviar productos de calidad dudosa, se cruzaron los dedos para que nada pasara en el camino. Sin embargo, entremedio se cruzó el paro portuario, que dilató la salida de fruta justo en marzo, en el peak de envíos. El desastre final se produciría al abrir los pallets de cajas en los mercados de destino y aparecieran las uvas con violentos ataques de hongos.
Toda esa aventura tuvieron que pagarla los productores y las exportadoras, incluso el costo de destruir las cajas.
“Después de haber conversado con varios exportadores y productores-exportadores, considero que la mejor estrategia fue no embarcar fruta con sospecha de que no aguantaría el viaje. Finalmente eso resultó en no caer en pérdidas y fue el mejor negocio. En iQonsulting estimamos que un parronal que llegó con 50% de la fruta con problemas, incurrió en pérdidas promedio de US$ 5.000 por hectárea. El monto se eleva a US$ 32.000 por hectárea en el caso de pérdida total. En plena temporada, analizamos con algunos productores-exportadores no embarcar lo que técnicamente no estaba apto. Considerando el alto precio del mercado, fue una decisión muy difícil. Hoy están felices”, plantea Isabel Quiroz, directora ejecutiva de iQonsulting.

3 ¿Fin de los pool?
Los agricultores tienen varias críticas contra las exportadoras. La principal, eso sí, es que nunca pueden saber a qué precio se vendieron sus cajas. Lo que hacen las comercializadoras es sacar un valor promedio de las cajas de la compañía en un embarque específico. En términos simples, el que tiene fruta de alta calidad, y, por ende, mejores precios, subvenciona al de menor desempeño.
En la industria frutícola se conoce como “sistema de pool”. A las exportadoras les conviene, pues les permite, vía subvenciones de precios a los productores de menor calidad, mantener todas las temporadas una clientela de oferentes de materia prima.
Sin embargo, esta temporada ese mecanismo hizo crisis. En el caso de la uva de mesa del valle del Aconcagua al sur, no hay un colchón de ganancias significativas a repartir. Es dificilísimo que un productor que tuvo fruta de calidad acepte no recibir ganancias, o incluso se le obligue a pagar, para aminorar las pérdidas totales de otro agricultor.

4 La fruta de calidad vale oro
Si bien la temporada 2012-2013 fue muy mala, las anteriores también tuvieron lo suyo, básicamente con una persistente reducción de la rentabilidad del negocio frutícola.
Eso explica que, salvo acotados rubros, como las cerezas y los arándanos, el resto de la superficie frutícola se haya estancado. No hay muchos inversionistas interesados en poner nuevas hectáreas de paltos o de uva de mesa. De hecho, en este último rubro hay un sostenido arranque de parronales a favor de nogales, un negocio mecanizable y de márgenes más seguros.
Mientras tanto, la demanda por fruta en el mundo sigue alta, a pesar de la crisis económica. China y Corea cada año demandan más desde Chile, quitando presión en la venta a Estados Unidos y Europa, lo que tiene un impacto positivo en los precios.
Esas dos fuerzas impulsan un mismo resultado: nunca la fruta de calidad tuvo tanto valor en Chile. Productores, como la familia Seemann dieron una dramática muestra este año.
Las barreras de entrada a la exportación hoy son abismalmente más bajas que hace un lustro. Las tecnologías de la información permiten tener contacto permanente con los mercados de destino y existe un creciente número de profesionales que permiten externalizar desde la logística hasta la negociación de contratos.
“La correlación de fuerzas entre los productores y las exportadoras cambió”, resume Rodrigo Manasevich, director de Utilitas.

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